1. Hace años, al impartir una clase de Tanatología, hice esta pregunta a los participantes: ¿Cómo te gustaría morir? Junto a las clásicas respuestas: dormido, en paz, rodeado de mis seres queridos, etcétera, apareció una que nos llamó a todos la atención. Una señora, hacia los 50, dijo: “completa”. A su papá diabético le habían amputado un pie, luego la pierna, y ella no quería irse así de este mundo.
2. Y es que si a nadie nos gusta morir, mucho menos nos atrae hacerlo con nuestro cuerpo dañado por una mutilación. Pero a veces tenemos que someternos a ella para salvar nuestra vida. Hay algunos cortes que ni siquiera se notan y que, después de momentos desgarradores, se convierten en nuestros compañeros de viaje. Si la persona que amamos nos ayuda a superar el impacto inicial, todavía mejor.
3. Pero morir desmembrado, por una venganza entre narcotraficantes, o un ajuste de cuentas entre criminales, no tiene calificativo posible. Ya bastante irracionalidad se necesita para asesinar a un enemigo, y hacerlo de esa manera convierte a los verdugos en seres inferiores a los animales. Pues pareciera que quitar la vida a un ser humano de esa manera…
4. … es otra barbaridad que no solo campea por todo el país, sino que ya está distinguiendo a nuestro estado. Esta semana, y en dos lugares diferentes, aparecieron destazados cinco cuerpos humanos. En lo que va del año ya suman 23 los asesinados-mutilados en Nuevo León. Las autoridades, federales y locales, argumentan que son pleitos entre cárteles, insinuando que si nosotros…
5. … no andamos en malos pasos no tenemos de qué preocuparnos. Pero no es así. El clima de terror y pánico que surge de esas prácticas nos afecta a todos, y la sola idea de ser confundidos y sufrir la misma suerte nos aterra. Dando por sentado que ni Ejército, Marina, Guardia Civil, policías de todo tipo, etcétera no pueden o no quieren defendernos… ¿tendremos que hacerlo nosotros?
6. Pero hay otros desmembramientos de los que tenemos que cuidarnos, quizá menos espectaculares, pero igualmente nocivos: aquellos que cercenan las esperanzas e ilusiones del alma, los que nos quitan los sueños utópicos, los que cortan de tajo nuestra sensibilidad social, nuestra voluntad participativa, nuestros empeños transformadores. De esas mutilaciones también debemos protegernos.
7. Cierre ciclónico. El papa Francisco anda en Tailandia. Me llama la atención su mensaje a los budistas, en el que reivindicó “su manera de reverenciar la vida y a sus ancianos, su sobriedad basada en la contemplación, el desapego, el trabajo duro y la disciplina”. Recuerdo cuando Juan Pablo II vino a nuestro país y dijo la famosa frase: ¡“México sabe rezar, pero sobre todo… México sabe gritar!”
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