1. Un amigo corredor, al enterarse de que se han suspendido los maratones y las competencias de ruta de aquí a diciembre, me comentó que el 2020 ya se acabó, para efectos de esa disciplina deportiva. Tal percepción se comparte en otros ámbitos no tan lúdicos. Las planeaciones en muchas empresas e instituciones, parroquias incluidas, ya se visualizan a partir del 2021…
2. … y están dando por perdido, desde el punto de vista económico, lo que resta del año. Esta sensación se ha extendido también a nuestra necesidad festiva y sacramental: quien cumple años en este mes está programando sus festejos para enero, y las confirmaciones y primeras comuniones, propias del verano, se están posponiendo hasta nuevo aviso. Entonces: ¿ya se fue el 2020?
3. Yo creo que sí, para esos compromisos que agendábamos año tras año. Como afirma nuestro dicho: “Si quieres que Dios se ría, cuéntale tus planes”. Quizá estamos ante una de las consecuencias de esta realidad espiritualmente renovada -según los obispos austriacos-: habrá que tener mucho cuidado con nuestros planes, en cuanto a su contenido y su agenda.
4. Pero tenemos todavía seis meses por delante
para que concluya el 2020. Todo un semestre que, si el covid-19 no nos alcanza, podemos aprovechar. Y es que, además de sobrevivir, manteniendo salud y empleo, de nosotros y de quienes dependen de nosotros, podemos rediseñar nuestras vidas, resignificarlas, para salir rejuvenecidos de esta contingencia.
5. La cosa es muy sencilla: movernos entre un no y un sí. ¿Qué es lo que no podemos continuar haciendo, que necesitamos cambiar? Va la lista: el modelo económico vigente, los códigos para los encuentros interpersonales, la manera en la que hemos entendido la participación política, el contacto con el medio ambiente, la estructura de la relación con Dios y con nosotros mismos.
6. ¿Y qué cosas sí podemos mantener, dándoles una nueva significación? El cuidado de los niños y los ancianos, la atención a los enfermos y marginados, la honestidad sobre el afán de lucro, la ilusión por construir un
mundo mejor, el respeto a quien amamos, la religiosidad como vía para la espiritualidad. Todavía podemos aprovechar este segundo semestre.
7. Cierre ciclónico. La que sí se perdió es la columna. Termina esta temporada de Siete Puntos, veremos si hay otras. Yo estoy dispuesto, la empresa decidirá si la reanuda o no. Por lo pronto quiero agradecerle el espacio y la libertad de expresión, y a ti, que me has hecho el favor de leerme durante tantos años, mi reconocimiento y aprecio a tus comentarios. Hasta luego.
papacomeister@gmail.com