Sociedad

Desencanto y esperanza

  • Siete puntos
  • Desencanto y esperanza
  • Francisco Gómez

1. Roma, Italia. No es agradable esperar el abordaje del avión que te lleva a Europa escuchando conversaciones desalentadoras, pero a veces así sucede. El Culiacanazo, la masacre de la familia LeBarón, y otras tragedias nacionales ocupaban a mis vecinos en la sala de espera del aeropuerto de CdMx. Pero bueno, pensé, voy a Roma y regresar a la ciudad eterna me ofrecerá otros aires menos tóxicos.

2. No bien llegar y pareciera que la sensación es la misma, pero en lo concerniente al papa Francisco. Y no me refiero a la natural hostilidad que los romanos sienten hacia el ocupante de la silla de San Pedro, exacerbada en las últimas décadas cuando han sido no italianos, sino a la franca hostilidad que manifiestan eclesiásticos de todo tipo, y no solo conservadores, hacia el argentino Jorge Bergoglio.

3. En efecto. En ambos casos, México con AMLO, y Roma con Francisco, pareciera que el desencanto comienza a superar a la ilusión transformadora. Aunque el bono aprobatorio del que todavía disfruta el Presidente mexicano sigue alto… ya desciende. Y aceptadas sus luces –austeridad personal, trabajo inclemente, otro estilo de gobierno, etcétera– sus sombras empiezan a parecer muy oscuras.

4. Con el Papa argentino sucede lo mismo. Mientras la opinión pública lo sigue valorando por su impulso transformador, la Curia romana, y no pocos cardenales y obispos, ya cuentan los días para que renuncie. Inclusive, clérigos de buena voluntad con los que he conversado en estos días sufren una suerte de descobijo existencial, al sentirse más cuestionados por Francisco de Roma que confortados.

5. Pero la esperanza es lo último que muere, y deberá sostenerse no en el desempeño de nuestros líderes, sino en la asunción de nuestras responsabilidades. Los contrapesos que necesitamos en México, para equilibrar el ejercicio del poder, no pueden venir de los partidos políticos. Eso está más que comprobado. Hoy más que nunca necesita reaccionar la Sociedad Civil, con prudencia, pero con firmeza.

6. Y en vez de esperar a que Francisco de Roma se muera o renuncie, habría que preguntarnos si la clásica frase “lo que me choca me checa” se nos puede aplicar, en especial a los clérigos. La transformación que busca el argentino no puede convertirse en una oportunidad diluida, sino en una ventana renovadora aprovechada. Pero, en último término, depende de nosotros, no de él.

7. Cierre ciclónico. Y yo que me quejo de nuestra falta de sensibilidad en Monterrey hacia los migrantes. Veo acá las notas deportivas y hay una que aparece en todos los medios: los insultos racistas en contra de Mario Balotelli, italiano jugador del Brescia, pero hijo de inmigrantes ghaneses. Quienes le gritaron imitando a un mono sostienen que, aunque nacido en Italia, nunca será un “vero italiano”.

papacomeister@gmail.com

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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