En momentos como estos, de tanta complejidad para la mayoría de las empresas mexicanas, es común que los empresarios piensen en los créditos bancarios como una posible alternativa para salir adelante, y en algunos casos específicos, lo anterior podría ser correcto.
Sin embargo, pedir un préstamo en un entorno económico adverso como el que enfrentamos puede ser un arma de doble filo, te puede sacar adelante o te puede terminar hundiendo. Para tomar la decisión sobre un crédito es necesario evaluar cada uno de sus elementos: monto, garantías, tasa de interés, plazo, moneda y forma de repago; pero sobre todo, el factor más crítico es evaluar si el dinero invertido producirá en el futuro (plazo convenido) los flujos de efectivo suficientes para poder cumplir.Utilizar el dinero para financiar pérdidas operativas, cartera incobrable o inventarios obsoletos, no generará los flujos necesarios para pagar, entonces, lo delicado está en tener la seguridad de que el dinero se invertirá en actividades que sí generen los flujos necesarios. Una vez determinada la factibilidad del crédito, es decir, la capacidad de cumplirlo,hay que analizar a fondo tres elementos: 1) tasa fija o variable, la primera suele ser más cara, pero brinda mayor certeza; la tasa variable suele ser más barata, pero implica mayores riesgos. En este momento existe una tendencia generalizada a nivel mundial hacía la reducción en las tasas de interés y México no será la excepción. 2) corto o largo plazo, el primero suele ser más barato, pero presiona a la liquidez; el largo plazo suele ser más caro, pero ayuda a la liquidez. 3) Préstamos en otras divisas, son bastante más baratos, pero es necesario tener una cobertura natural, es decir, recibir ingresos en la misma moneda. Según lo anterior convendría un crédito a largo plazo, con tasa variable y en moneda extranjera; sin embargo,existe el riesgo latente de que la deuda soberana de México pierda en los próximos meses el grado de inversión. Si sucede lo anterior, el país no tendría la confianza de los capitales globales y los fondos de inversión internacionales saldrían inmediatamente de México, pues están impedidos por ley a invertir en países que no cuentan con grado de inversión. El efecto directo sería un aumento muy fuerte en la tasa de interés y la depreciación del tipo de cambio. Me parece que la mejor opción para tu empresa es buscar un crédito a largo plazo con tasa fija. ¿Tú qué opinas al respecto?
Federico D’ Kuba es profesor del IPADE Business School
fchavez@ipade.mx