Cuando conocí la noticia de la recepción de mujeres jóvenes afganas en nuestro país huyendo del régimen Talibán, no pude evitar recordar un suceso muy similar acontecido en el marco de la Segunda Guerra Mundial y que es desconocido para muchos.
Ya había escrito al respecto hace unos años.
En estas líneas me permitiré retomar algunas ideas.
Todos conocemos la epopeya del Escuadrón 201 al combatir al ejército enemigo sobrevolando las Filipinas, pero pocos conocen la valiente participación de nuestro cuerpo diplomático en la Francia ocupada por los nazis.
“Enviado como Cónsul General a París en 1939 Gilberto Bosques Saldívar se transformaría en un héroe discreto que pondría en alto el nombre.
El primer obstáculo que enfrentó fue el reconocimiento que haría el gobierno francés al de Franco y su declaratoria hostil hacia los refugiados republicanos, por lo que Bosques y su equipo echaron a andar la maquinaria consular para expedir visas.
El primer esfuerzo fue exitoso y 1,500 republicanos españoles abordaron el “Sinaia” con destino a México.
Después vendrían el “Ipanema”, con mil, y el “Mexique” con dos mil. Cuando los embarcos fueron suspendidos por la incursión de Francia en la Guerra, aún quedaban 200 mil españoles refugiados en territorio galo.
Con la ocupación alemana de Francia las cosas se complicaron aún más: la policía francesa se convirtió en enemiga y la Gestapo rondaba cerca, enviando a los refugiados españoles a campos de trabajos forzosos y a los judíos a los de exterminio.
Extralimitando sus funciones, la legación mexicana instaló el consulado en una cochera en Marsella, centro de fotografía incluido, para agilizar los trámites.
El ejército alemán confiscó los recursos del Consulado y Bosques fue detenido junto a su familia y el resto del cuerpo diplomático.
Nuestra representación diplomática había logrado salvar la vida, mediante la expedición de visas, a más de 40 mil judíos y refugiados.
Ya sean republicanos, judíos o afganas, los mexicanos siempre condenamos las injusticias y ayudamos a quien los necesita, sin discriminación de raza, sexo o religión.
A veces se nos olvida que esa es nuestra esencia, la esencia mexicana.
emym@enriquemartinez.org.mx