Cada generación trae consigo un código cultural distinto, casi como si nacieran con un idioma propio para interpretar el mundo.
Hoy se habla mucho de la Generación Z y de sus manifestaciones contra la inseguridad, como antes se habló de otros grupos de edades.
Pero pocas veces pensamos que, más que etiquetas sociológicas, son ventanas para entender las transformaciones aceleradas que vivimos.
Los Baby Boomers (1946–1964) crecieron en un mundo que renacía tras la guerra. Valoran la estabilidad, el mérito y la disciplina.
La Generación X (1965–1980) fue testigo del salto de lo analógico a lo digital; aprendió a adaptarse, a desconfiar un poco y a ser profundamente autónoma.
Los Millennials (1981–1996) crecieron con la globalización e internet.
Pusieron la realización personal al centro y abrazaron causas sociales y nuevos modelos de trabajo. La Generación Z (1997–2012), nativa digital, vive marcada por la tecnología móvil, la inmediatez y la creatividad.
Son diversos, informados, más sensibles a la justicia social, consumen menos alcohol y cuidan más su salud.
La Generación Alfa (2013 en adelante) crece entre inteligencia artificial y pantallas táctiles.
Serán los habitantes naturales de un mundo que apenas estamos imaginando.
Malcolm Gladwell, en su libro Outliers, demuestra que el éxito no depende solo del talento, sino también del año en que naces, de las oportunidades disponibles y de la cultura en la que creces.
El contexto y las circunstancias importan. No recordaríamos a Bill Gates si hubiera nacido tres años antes, ni a Steve Jobs si hubiera nacido tres años después.
Así ocurre con las generaciones: los Boomers fueron moldeados por la posguerra; la Generación X por la revolución tecnológica; los Millennials y la Z por internet; los Alfa por la inteligencia artificial.
El progreso surge cuando alineamos talento, esfuerzo y circunstancias.
Cuando las sociedades generan oportunidades para todas las edades, reducen brechas y entienden las circunstancias de cada uno, y que el futuro no es una disputa entre generaciones, sino un camino que se construye mejor cuando nos complementamos y lo recorremos juntos.
emym@enriquemartinez.org.mx