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Salud y desigualdad

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  • Enrique Acevedo

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Esta semana platiqué con un colega keniano que conocí a través del World Economic Forum a principios de año, cuando la pandemia era todavía epidemia y los gobiernos del mundo pensaban en todo menos en este nuevo coronavirus. Mohamed Hassan Mohamud lleva 20 años viviendo en el campamento de refugiados de Kakuma, el más grande del planeta. Aunque sabe que nació en Somalia durante la guerra civil y que su padre fue asesinado en el trayecto a Kenia, Mohamed no tiene una fecha de nacimiento oficial, ni pasaporte. La verdad es que no conozco otra historia como la suya, es un hombre curtido en la adversidad y por eso quise escuchar lo que pensaba sobre esta emergencia, sobre todo ahora que el virus se desplaza poco a poco hacia América Latina.

Las recomendaciones de distanciamiento y aislamiento social son un lujo que millones de personas alreadedor del mundo simplemente no se pueden dar. Muchos prefieren jugársela a ser infectados en vez de permanecer en casa sin una alternativa para poner comida en la mesa. Muchos no tienen ni mesa. Y aunque catástrofes como esta pandemia tienden a reducir la desigualdad en el mediano plazo, el primer golpe es letal para las comunidades marginadas. De eso quería hablar con Mohamed.

En este edificio de cinco piso, me explicó el joven keniano a través de una videoconferencia, los cuartos se rentan igual para una sola persona que para familias de cinco o seis miembros. Todos compartimos un baño por piso y hacemos fila para utilizarlo durante el día y la noche. No hay agua potable. En lugares como este, las recomendaciones de salud pública parecen diseñadas en otro mundo. Aquí, me dijo Mohamed, estamos a la merced de Dios.

Lo mismo ocurre en muchas de las zonas más pobres de México y de América Latina, la siguiente escala de la pandemia. Es difícil apostar por el aislamiento y los dos metros de distancia en condiciones de hacinamiento. Igual esperar que la gente se lave las manos cuando no hay ni agua potable, ni jabón disponibles. Ni hablar de acceso a pruebas o servicios médicos de calidad. El virus sí discrimina y, como siempre, los más pobres serán los más afectados. Si el cambio es inevitable en el mundo postcoronavirus, espero que el cambio empiece por ahí.

@Enrique_Acevedo

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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