La escritora y comunicadora Gaby Vargas, recientemente ha compartido la sabiduría que ha obtenido a partir del estudio de Joseph Campbell en su libro El héroe de las mil caras y ella ha plasmado en palabras que describen “el viaje del héroe”, refiriéndose a esa experiencia a la que todos estamos llamados en algún momento de nuestra vida y que no es ni sólo uno ni siempre el mismo pero que responde, en todos los casos, a los anhelos más profundos de nuestro corazón y aquellas experiencias que necesitamos vivir para poder saber quiénes somos en verdad.
Gaby nos comparte que seguramente recordamos numerosos cuentos de nuestra infancia, en donde un héroe o una heroína emprenden un viaje a lo desconocido para conseguir algo muy preciado: un amor, un tesoro, un diamante, etcétera.
En esos viajes no es de extrañar que recordemos alguna escena en que, estando a punto de conseguir lo que anhelan, y tras haber superado numerosos obstáculos, de pronto son detenidos y advertidos de no continuar por algún dragón que emerge de las profundidades de los fosos que rodean un castillo. Esos dragones echan fuego que calcina, son de dimensiones colosales y su apariencia es aterradora.
Su propósito es doble: alejar a quienes osan entrar en el castillo donde se halla el tesoro y proteger éste. Su principal función es resguardar algo muy valioso al que, para acceder primero se debe luchar y sobrevivir. Tarea no sencilla para los héroes que ya han pasado por varias vicisitudes y batallas y que, exhaustos, ahora deben encontrar la manera de vencer al dragón.
La sola escena es terrorífica y desalentadora: parece que el único camino posible es desistir del tesoro, pero, ¡a esas alturas! Y entonces sucede que, mientras el héroe o heroína esquivan las llamaradas que arroja el dragón algo los lleva a entender que lo mejor será hacerse aliados de éste para que, en lugar de verlos como amenaza, los comprenda como amigos y, tal vez, negociar algo del tesoro que se está a punto de ganar.
Es entonces cuando viene el cambio y, en éste, el punto de inflexión es cuando se comprende que eso que protegen los dragones, es, en realidad lo más valioso que el héroe ya tiene en sí mismo y que los dragones no son sino sus propios miedos a verlo en verdad.
Así, los dragones se vuelven aliados y el héroe consigue su propio tesoro, que alberga dentro de sí y que ha estado presente desde el inicio de su viaje.
De manera paralela, en nuestra vida siempre emprendemos viajes y a menudo nos topamos con dragones feroces que nos asustan y ahuyentan de nuestros tesoros, que son esos anhelos mas profundos que tenemos y deseamos pero que, por causas variadas, nos desvían del camino intentando otros laberintos o ilusiones o quizá otros tiempos; lo cierto es que los dragones sirven para proteger ese gran tesoro que ya somos y que es nuestro más sincero “yo” y nuestra más hermosa esencia. Pero, ¿de qué la protegen?
Varios peligros acechan nuestro viaje a lo largo de nuestra vida: mentiras, malas intenciones, actos deshonestos, etcétera; pero los riscos más peligrosos no vienen de fuera sino de adentro de nosotros mismos: nuestras inseguridades, el miedo a no ser vistos ni amados, a sentirnos abandonados o solos, a nunca ser suficientes ni pertenecer, a equivocarnos, a ser lastimados.
Estos son las poderosas llamaradas que los dragones de nuestro ego arrojan sobre nuestros sueños y a veces, los extinguen. Ubicar que esos dragones vienen de nuestras historias rotas, de experiencias dolorosas y/o traumáticas en algún momento de nuestra vida y que sirven para proteger lo más precioso que tenemos: nuestro corazón, ayuda a comprender que la única forma de salir bien librado no es combatirlos con espadas filosas o lanzas puntiagudas, sino con compasión y amor.
Mirar nuestra historia más allá del dolor, abrir las heridas para sanarlas, es entablar un diálogo sincero con esos dragones que aprendieron a aparecer para protegernos de algo. Hay que preguntarnos cuando aparezcan, ¿de qué me quieres proteger? La respuesta puede ser tan liberadora y edificadora como su enorme tamaño. Dejémonos sorprender por ellos.
Invito a los lectores a seguir a quien ha hecho suya esta historia de héroes y dragones: Gaby Vargas. Con agradecimiento y admiración.