En su libro The Responsibility of Intellectuals, Noam Chomsky utiliza el caso de la cobertura del New York Times a dos sucesos para mostrar el sesgo ideológico que a su parecer define a ese medio. En concreto, el asesinato de un sacerdote polaco bajo el régimen comunista recibió una cobertura mucho más vasta que el de “cien mártires religiosos en El Salvador, incluido el arzobispo Óscar Romero”. Según Chomsky: “La cobertura del sacerdote asesinado en un Estado enemigo excedió por mucho a la de cien mártires religiosos en un Estado clientelar estadunidense, y fue presentada en un estilo radicalmente distinto, como lo predeciría un modelo propagandístico de los medios de comunicación. Este es solo un ejemplo de un patrón altamente consistente a lo largo de los años”. (p. 4)
Por su parte, Morris Berman ha sugerido que el habitual eslogan del NYT, “All the News That’s Fit to Print” (Todas las noticias sujetas de publicarse), debería ser reemplazado por “All the News That Fit Our Views” (Todas las noticias que se ajusten a nuestra visión), debido a que considera que su política se alinea con la visión hegemónica de Estados Unidos en el mundo (apoyo a la guerra de Irak, por ejemplo), defendiendo en lo interior al establishment que ha configurado hace décadas una suerte de plutocracia bipartidista en dicha nación, representado por figuras como Hillary Clinton.
Hace un par de días Azam Ahmed publicó en el NYT un sensacionalista artículo que afirma sin gran sustento que la cifra de muertos por coronavirus es sumamente más alta que la oficial, e incluso pide opiniones a expertos dándolo como si fuera un hecho consumado, en lugar de una mera hipótesis que cualquiera que lea el artículo podrá ver que realmente carece de respaldo o precisión. Conviene recordar que es el mismo periodista sobre el cual el reportero salvadoreño Juan Martínez d’Aubuisson publicó un demoledor texto titulado “New York Times pone en riesgo de muerte a una comunidad en Honduras” (https://www.revistafactum.com/times-riesgo-comunidad-honduras/), donde detalla cómo un reportaje de Ahmed de mayo de 2019 puso en peligro la vida de hondureños que se enfrentaban a la Mara Salvatrucha, al publicar sin su consentimiento sus nombres y fotografías. Cuando Martínez lo cuestionó al respecto, Ahmed respondió “HAHAHAHA”, para días después excusarse aduciendo que el correo electrónico se había enviado solo (¿?) y acceder a bajar las fotos que ponían en peligro mortal a los hondureños de bajos recursos.
Es evidente que el NYT es un medio de una gran trayectoria, que ha desempeñado un papel crucial a lo largo de los años, pero tratar cualquier artículo ahí publicado como si fuera sacrosanto o riguroso por definición sería obviar la postura política que detallan Chomsky y Berman, entre otros. Faltaría por dilucidar cuáles son los motivos (¿será mero afán de notoriedad?) que mueven a un periodista a querer inducir sin fundamentos la idea de que hay “posiblemente miles” muertes ocultas. Como si hiciera falta añadir fantasías macabras a un estado de cosas ya terrorífico de por sí.
