El Movimiento de Regeneración Nacional, mejor conocido como Morena, planea comenzar antes que el gobierno del estado, su etapa como partido en el poder de una forma muy peculiar. Resulta que con el llamado nacional a renovar los consejos estatales, entre ellos Hidalgo, se cimbra la cúpula original que mantiene el control del partido desde su fundación, allá por 2015 en el estado.
Lo que debería representar un ejemplo de cambio, luego de los resultados de la elección del 5 de junio, no parece estar en sintonía con quienes hoy dirigen, coordinan o hacen que son los que mandan dentro de Morena en Hidalgo.
Tras ver la copiosa participación en los registros de cientos de personas que han decidido estar en su partido, los morenistas que integran el comité estatal desde 2018, cuando López Obrador ganó la presidencia, no quieren simplemente soltar el partido.
Es decir, los mismos personajes, los mismos consejeros y consejeras, los mismos coordinadores, son lo que llevan ahí tres o cuatro años y quieren que este próximo 30 de julio la elección para renovar al partido en su Consejo Estatal sea un fracaso. Para ello han comenzado a difundir versiones de que habrá un sabotaje en la instalación de casillas en municipios como Tizayuca, Nopala, Pachuca y en zonas apartadas para posteriormente impugnar la elección ante sus instancias partidistas, un viejo truco que ya surtió efectos en una ocasión.
El 27 de octubre de 2019, la asamblea de elección para consejeros estatales de Morena fue impugnada y el INE resolvió dejar los órganos internos y puestos del partido hasta que hubiera primero un cambio de dirigencia nacional, se emitiera otra convocatoria, vaya, dejó todo como hasta ahora. ¿Por qué es importante limpiar a Morena en Hidalgo?, porque la mayoría de los ahí presentes no forma parte del proyecto del gobernador electo, Julio Menchaca, y quieren jugar y negociar candidaturas y posiciones con el nuevo gobierno.
@laloflu