A mitad del camino de la vida, en una selva oscura me encontraba porque mi ruta había extraviado.
¡Cuán dura cosa es decir cuál era esta salvaje selva, áspera y fuerte que me vuelve el temor al pensamiento! Es tan amarga casi cual la muerte; mas por tratar del bien que allí encontré, de otras cosas diré que me ocurrieron.
Versan los primeros párrafos del poema de El Infierno, de Dante Alighieri. Muy ad hoc a lo que hoy está viviendo el mundo ante la amenaza de que la pandemia decretada por la OMS del coronavirus, lleve a saldos fatales en todo el globo terrestre. Es lamentable como en países como el nuestro no se le dé la seriedad e importancia al tema, y será muy condenable esa actitud en las personas de la atención a la salud. Dante Alighieri es muy puntual en sus exposiciones sobre el infierno, el purgatorio y el paraíso. Analiza con agudo sentido crítico su presente y -sin pretenderlo- crea un vasto mosaico de toda una época: el Medioevo. Pero la obra de Dante hoy nos refiere que vemos la amenaza de la pandemia por el coronavirus y nos reímos.
Hacemos sátira y a la vez la politizamos. Y por supuesto entre risa, burla y política, también entra el miedo y la paranoia. Ante una situación tan compleja que puede darse, se opta por la información superficial en lugar de ir al fondo y estar plenamente enterados del riesgo y de lo que podemos hacer para prevenir desde nuestro entorno y no esperar a que estalle el conflicto y culpar al gobierno de lo que sucede. Un ejemplo de buscar un beneficio político es el caso del senador por Nuevo León, Samuel García Sepúlveda, en ese afán de protagonismo que lo ha distinguido durante el tiempo que lleva en el cargo, no hace otra cosa con sus declaraciones y pronunciamientos que generar paranoia, sin tener la información real y clara se sube al podio a hablar por hablar. Pues al final de cuentas su interés no es que se evitar la propagación del coronavirus a nuestro país sino sacarle raja política para postularse para gobernador de Nuevo León. Fue en el Medioevo cuando Dante hace estas reflexiones sobre la vida y la muerte. El infierno y el purgatorio y el paraíso. Y están tan vivas y presentes ahora en situaciones como la actual. Meter miedo, generar desconfianza y provocar incertidumbre solo para obtener un beneficio político y no el bien común. Qué pena dan esos vulgares, como los ubicaba Confucio. Ojalá se haga a un lado la sátira y la politización y actuemos en consecuencia con responsabilidad y respeto ante una posible crisis de salud que pueda darse en México y no solo culpemos y señalemos.