Hace algunos años, el investigador de la facultad de Economía de la UAEMex, Pablo Mejía, emulando a Martin Luther King, escribió: “…Hoy tuve un sueño, que en México la distribución del ingreso era eqitativa. Que el desempleo era un mito y los salarios eran justos. Que la pobreza era relativa y solo la padecía un porcentaje minoritario. El acceso a la salud garantizado y una educación de calidad desde el preescolar”.
Bueno, pues mi estancia en España, me ha hecho soñar, así como a Pablo emulando al gran luchador social norteamericano, Martin Luther King. Pero mi sueño trata porque algún día tengamos en México una clase política con verdadero espíritu de servicio y no de servirse. De responder a los intereses de todos para el bien común y no a los de sus camarillas o partidos políticos.
Mi sueño surge a partir de la experiencia vivida en mi paso por la península. He quedado sorprendido del nivel de la clase política europea y de la española en particular. Me he topado con senadores, diputados, congresistas del parlamento europeo. Así como ministros del gabinete del presidente Pedro Sánchez.
Empiezo con la senadora de Gran Canaria, María José López Santana. Subió a la agenda pública de España, una iniciativa para mejorar la calidad laboral y salarial de las camareras de hoteles en este país. Impulso la iniciativa para aumentar los apoyos públicos para deportistas de alto rendimiento. Ella en el senado español, cuenta con un cubículo de 16 metros cuadrados. Comparte una secretaria con cuatro senadores y sólo tienen un asesor. No cuenta con automóvil oficial y tampoco con gastos de representación. Llega a realizar sus funciones por sus propios medios, no sabe lo que es tener un chofer. No imagino a Lili Téllez, Kenia y Xochitl, aceptar estas condiciones y menos proponiendo una reforma legislativa para apoyar a los grupos vulnerables.
Tampoco imagino en estas condiciones a diputados, alcaldes, síndicos y regidores. No pueden permitir tanta austeridad. Menos ganando salarios de acuerdo con su responsabilidad y que no les quiten los bonos ni los autos oficiales y menos los viáticos, tampoco a su equipo de asesores. Sus oficinas de enlace fuera del senado o de la cámara de diputados o de los ayuntamientos. Todo con cargo al erario público.
Mientras que en México los regidores tienen lo que pidan a costa del erario. Aquí los concejales que son el equivalente a regidores en nuestro país, no cobran sueldo, eso hace que el trabajo de los alcaldes sea transparente porque los tienen bajo la lupa. En cualquier municipio los alcaldes con tal de sacar sus propuestas por unanimidad, dan concesiones a los miembros del cabildo que son opositores para hacer creer que se trabaja en armonía a pesar de las discrepancias.
El nivel de la clase política europea, es de un gran nivel. Son personas que tienen claro que están en los cargos públicos porque tienen el sentido de la responsabilidad, que son servidores públicos y están para servir. Pero sobre todo están conscientes que son de carne y hueso y mortales como el público al que sirven.
Muy grato fue toparme con el Ministro del interior español Fernando Grande Marbezca, con un equipo de seguridad discreto y accediendo a las personas que a su paso se encontraba. Y qué decir de la ministra de Hacienda, María de Jesús Montero. No la esperaba ningún comité de recepción, llegó sin escoltas y cargando ella su carpeta y coloco la memoria en el equipo y dio su conferencia. En México el funcionario con el rango más bajo se desplaza en carro oficial y con chofer, el que le carga la carpeta o mochila, el que ya se adelantó para tenerle lista la presentación. Obvio un comité de recepción, sino se ofenden. Todo para hacer alarde de un cargo que como dicen en Europa, es temporal.
Ese es uno de mis tantos sueños. Ojalá algún día se haga realidad, si lo puedo ver, bien, sino mi descendencia, espero, para que en el reencuentro final me digan se hizo posible tu sueño.
Eduardo Garduño Campaegardunoc@uaemex.mx