Hoy vamos a hablar como siempre de cine, en su esencia más pura, pero también de música, de esa que nos da identidad y sello distintivo.
Antes de que el telón se alce y la orquesta afine sus últimas notas, la luz de un proyector puede tejer el contexto, sembrar la emoción y preparar al corazón para el drama lírico que está por venir.
Este domingo 14 de septiembre, el Teatro Degollado se va a poner de gala con la presencia del tenor Plácido Domingo y eso nos dio un pretexto a todos de hablar de la zarzuela y hasta de empaparnos de ella.
Unos días antes de que se presente la “Zarzuela de Jalisco” en vivo en el teatro, la Secretaría de Cultura ha programado en pantalla grande el documental "Tiempo de Zarzuela" (2023) de Cristina Otero Roth.
Y la verdad es que no es una mera programación; es una puesta por ponernos en contexto. La proyección del documental actúa como el flashback esencial que todo gran relato necesita.
La cinta es una especie de making-of, del “porqué" y el "cómo" que da profundidad a cada nota que se escuchará después en el Degollado.
La cinta de Otero Roth que se verá este jueves 11 de septiembre en el Edificio Arroniz no es una pieza de archivo polvoriento, sino un ensayo fílmico vibrante, un travelling emocional por cuatro siglos de un género que late con furia y pasión en el ADN cultural de lengua hispana.
Y en este guión, el cameo de lujo—tanto en el documental como en la velada—es Plácido Domingo.
Verle en la pantalla, con la autoridad de quien ha dedicado una vida a cantar y dirigir la zarzuela, no es solo escuchar a un experto: es ser testigo de un acto de amor.
Su testimonio en el filme es el hilo conductor que legitima y ennoblece la velada.
Es el puente de autoridad que une el análisis cinematográfico con la inminente realidad del escenario.
Su presencia en el documental es la promesa de lo que vendrá: la encarnación viva de esa tradición teatral.
"Tiempo de Zarzuela" funciona como el más elegante y efectivo de los pretextos. Democratiza el acceso. Le quita el polvo al género y le da profundidad histórica al conocedor.
La película nos muestra que la zarzuela no es una reliquia, sino un organismo vivo, lleno de sangre, celos, risas y coplas. Al salir los créditos del documental, el espectador va a participar de una continuidad, a ser parte de esa historia que acaba de ver narrada.
El cine, ahora se convierte en el mejor prólogo posible.
La función de "La Zarzuela de Jalisco" no empieza a las 20:30 con la batuta del maestro.
Empieza antes, en la penumbra de la butaca, con las imágenes de un documental en una noche de cine.
Ver los dos espectáculos resulta complementario y a la vez tan diferente. El hilo conductor es Placido Domingo que a sus 80 y pico aún tiene tiempo y ganas de visitar Guadalajara, a través del cine y del teatro, con la música como vehículo que lo traslada a todas las artes y a todos los rincones.