Los ciudadanos están invirtiendo cada vez más en medidas de seguridad para proteger sus hogares. Cerraduras, cámaras, rejas y hasta perros guardianes se han convertido en parte esencial de su estrategia de defensa. Sin embargo, a pesar de este esfuerzo por protegerse, la denuncia de delitos está en niveles mínimos: solo el 5.1% de los delitos se reportan a las autoridades, y la Fiscalía de Tamaulipas investiga apenas el 2.8%.
Este fenómeno refleja una profunda contradicción. Por un lado, el creciente gasto en seguridad de los hogares demuestra una preocupación legítima por la delincuencia. Por otro, la escasa denuncia indica que no hay altas expectativas en el sistema de procuración de justicia, pues no ofrece respuestas efectivas.
Familias prefieren gastar de su bolsillo en soluciones privadas, no confían en que se actúe ante un robo, una agresión o cualquier otro delito.
El costo del delito en 2024 alcanzó los 5 mil 100 millones de pesos, y aunque gran parte de este gasto se destina a mitigar las consecuencias directas de los ilícitos, poco se hace para frenar la impunidad. La baja tasa de denuncias no es solo un dato; es un síntoma de un sistema que ha fallado.
Esta paradoja de gastar más pero denunciar menos, es el reflejo de un círculo vicioso: la desconfianza en las autoridades aumenta el gasto individual, pero la falta de respuestas fomenta el desinterés por denunciar.
Mientras tanto, la población se queda atrapada entre la necesidad de protegerse a sí misma y la impotencia ante un sistema de procuración de justicia que no responde, reflejando una desconexión de esfuerzos.
Hay que decir también que Tamaulipas fue el segundo estado con la tasa más baja de prevalencia de delitos por cada cien mil habitantes.
Oscar Almaraz y Rodolfo Torre
Se dice que cuando Rodolfo Torre Cantú murió acribillado, el nombre de Oscar Almaraz (QEP) surgió entre los “posibles” para la candidatura del PRI al gobierno del estado, por su cercanía con el entonces mandatario, Eugenio Hernández. Pero otro sería el rumbo de la historia y nadie imaginaba que Almaraz Smer, quien fuera contralor y secretario de Finanzas de Geño, terminaría en el PAN y con Cabeza de Vaca.