Hace unos días en Londres se detonó un centenar de salvas de cañón como parte de las festividades por el cumpleaños número 96 de la reina Isabel II.
Pensar en la soberana británica, invariablemente, me hace recordar al escultor Fernando Cano. Porque hay una maravillosa anécdota del escultor y la reina.
El escultor, oriundo del municipio de El Oro, narra esta vivencia en el cuento titulado “La reina y yo”, que está incluido en el libro El Carapálida. Historias de un tal VUL-CANO, editado por la Universidad Autónoma del Estado de México, 2017.
Tenemos a un Fernando Cano, joven, iniciándose en la creación de piezas de metal y el deseo de realizar una escultura muy especial que se ubicará en un sitio especial.
A puro golpe de hierro, Fer creó un caballito en cuya estampa dejó parte del corazón, de las manos. También parte del azul de sus ojos. Y la esculpió pensando en la reina, nada menos.
Fernando relata que, en esos ayeres de una vida transcurrida en la ciudad de México, imaginó un destino especial para la pieza: pensó y repensó. Se cuestionó y luego se aventuró a soñar.
En ese trance recurrió a los amigos y pidió prestado dinero. Uno amigo, lo financió. Y así fue como el caballito inició su viaje transatlántico con destino al Palacio de Buckingham como un regalo para la Reina Isabel II.
El caballito llegó a Londres.
Pasó el tiempo y el joven escultor no supo nada de la pieza obsequiada hasta que una mañana, a vuelta de correo, recibió una carta con el sello real.
La misiva elegantísima y con una hermosa caligrafía decía: Lo sentimos, su majestad no recibe regalos de plebeyos. Favor de enviar el coste para que la oficina de la reina pueda mandar la pieza de regreso.
En respuesta, el escultor pidió que el —desairado—caballito fuera entregado al actor británico Rex Harrison al que Fernando admiraba por sus películas.
Pero otra vez recibió respuesta del palacio en donde le daban un plazo no menor a un mes para que enviara el porte de envío de regreso a México. O de lo contrario, darían la pieza para uso y consideración de la beneficencia pública.
Fue entonces cuando el artista dio por finalizado el trámite. Para él, esa pieza escultórica tuvo un mejor destino que haberse quedado en la colección real.
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La reina Isabel II, este año 2022, cumplirá 70 años de servicio y se convertirá en la primera monarca británica en celebrar un Jubileo de Platino.
Celeste Ramírez