Estimados lectores, recordarán que en la pasada entrega les compartí algunas breves reflexiones sobre el significado que tiene para mi esta filosofía de vida y la estrecha relación con los valores, que tiene el significado de la forma en la que nos relacionamos con el mundo y con nuestros semejantes, en las palabras, el trato, las acciones que son modos en los que identificamos a las personas y las definimos en lo social.
Me detengo brevemente en el significado de las acciones, en ellas vemos reflejadas la historia de las personas, encontramos las claves de una buena crianza y convivencia, así como el abrigo de los padres en la infancia, y con una necesaria acción por el frágil, pensamos en la bondad y cercanía de quien abre sus brazos para compartir su calor en el frio, o la lluvia. Así en quienes se ofrecen sin condición alguna a compartir el pan y la sal, frente a catástrofes como un sismo, un accidente, o cualquier circunstancia en la que nos toque el corazón.
Pero no sólo eso es lo que me referencia a la esencia de humanidad, no sólo lo trágico. También lo festivo, como los quince años de Isela Anahí en San Luis Potosí en días pasados, en los que la acción de decenas de personas convirtieron un desaire particular en una hermosa fiesta popular, en la que el cumpleaños de una sola persona fue la celebración en la que todos cooperaron, este acto fue una evidencia fundamental de empatía entre personas diversas que conjuntaron esfuerzos personales por regalar alegría.
Esto es una muestra del significado que cada uno le quiera dar a una acción, que no únicamente emerge en situaciones de crisis, o de adversidad, también en aquellos actos en los que podemos celebrar la vida. Como cuando la vecina amiga nos haya compartido lo poco que haya tenido en momentos difíciles, en momentos en los que un simple abrazo nos lleva a la tranquilidad emocional, y a veces, a la paz espiritual. Ahí es donde nos vemos reflejados, acompañados, entendidos.
Sin saberlo, y lejos de pensarlo, los míos de antes que me formaron, y a quienes me he encontrado a lo largo de mi vida, me hacen pensar que, alejado de cualquier significado político, le debo poner apellido a la filosofía que abrigo, y decido por mexicano, al humanismo que vivo a diario.