Política

Tiempo de reflexión. I

Estamos a unos días de que finalice el año, es la conclusión social, convertida en tradición cultural de celebración y festejo, las invitaciones a brindis están por doquier y las reuniones familiares son programadas entre todos los integrantes para cumplir y celebrar que juntos llegamos al final de un año más, y al inicio de uno nuevo.

En este sentido, ritualmente me reúno con aquellos que tienen un significado especial, siempre con amor y alegría por recordar el camino andado.

En esas reuniones me place ver los rostros de alegría por el nuevo integrante de la familia, los anuncios de eventos familiares, o los planes por realizar en el año venidero. Todo esto se enriquece cuando conviven distintas generaciones, en un ambiente de armonía y convergencia de emociones y sentimientos de quienes tienen en común la familia, esa forma creada por nosotros los humanos que ha contribuido a formar sociedades y países identificados entre sus habitantes, y no sólo por razones de sangre, sino culturales también.

Para mí es necesario entender cómo estas formas de organización social tan complejas tienen un punto de coincidencia en el que se propicia la armonización de las relaciones humanas, me refiero a los valores como herramienta fundamental de convivencia.

En este sentido, siempre he pensado que estas fechas nos deberían de convocar a hacer el inventario íntimo de lo realizado, evaluando todas las variables y condiciones que nos permitieron llegar a colmar los objetivos planteados al inicio, pero también a entender aquellas razones por las cuales no logramos alcanzar nuestras metas planteadas, además de entender las razones y reflexionar sobre las acciones que contribuyeron a concretar nuestros propósitos. Así mismo, es momento de revisar los obstáculos que imposibilitaron llegar a donde nos habíamos planteado a inicio de año.

De estos conceptos, comparto con ustedes mi sentir sobre dos: la familia y los valores, ya que creo que en este ejercicio de reflexión de fin de año la familia es el eje fundamental, es el lugar en el cual uno se cobija frente al frío de la adversidad y navega sobre esa balsa en los caminos de la vida, la familia es la que te protege y aconseja, te guía y te divierte, te comparte y te espera.

La familia es buena, pues la relaciono con la solidaridad que nos proveemos cuando la contracorriente nos golpea, reconoce nuestros logros con dignidad y respeto y nos provee con generosidad y lealtad.

La familia nos comparte con estos valores y lo único que necesita es reciprocidad entre todos los que somos.


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Carolina Monroy
  • Carolina Monroy
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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