El martes pasado, Jeff Bezos sorprendió a todos al anunciar que este verano dejaría de ser el presidente ejecutivo de la empresa que fundó, a la vanguardia del comercio en línea en el mundo: Amazon. Ese mismo martes, Amazon reveló que había rebasado, por vez primera, la barrera de 100 mil millones de dólares de ganancias en un solo trimestre. Lo segundo, a diferencia de lo primero, no sorprendió: la actividad de Amazon había crecido 38 por ciento bajo el efecto del confinamiento, durante 2020.
¿Cuál es la historia de este hombre que revolucionó la forma de vender? Nació en 1964 en Albuquerque, Nuevo México, resultado de la relación precoz y fugaz de Jacklyn Gise con un hombre llamado Ted Jorgensen. Poco después de su nacimiento, su madre contrajo matrimonio con un cubano, Miguel Bezos, quien lo adoptó y le dio su apellido, y con quien se mudó a vivir a Houston y a Miami. Pasaron los años. Jeff estudió ciencias de la computación en la universidad de Princeton. En 1986 empezó a trabajar como analista en una compañía de inversiones en Wall Street, de la que llegó a ser vicepresidente: D. E. Shaw & Company. Pero en 1993 descubrió que internet crecía a un ritmo de 2 mil 300 por ciento al año en número de usuarios. Tras registrar ese dato, subversivo del status quo, decidió cambiar de vida: abandonó Wall Street y cruzó el país, para fincar en Seattle. En 1994 reunió a 60 familiares y amigos para tratar de convencerlos de que invirtieran 50 mil dólares en su idea de crear un punto de venta de libros por internet. La idea era revolucionaria, pero logró convencer a la mitad, entre ellos sus padres, que confiaron 300 mil dólares al proyecto de Jeff. A cada uno le asignó 1 por ciento de las acciones de la empresa. ¿Por qué vender libros? Bezos tomó la decisión tras revisar una lista de 20 posibles productos para vender en línea. Optó por los libros porque contaban con millones de productos disponibles al instante. Y apostó por la masificación de la red.
A fines de 1994 fundó una librería en línea que llamó Cadabra, con una inversión de un millón 300 mil dólares. Su primera oficina fue el garaje de la casa que rentaba junto con su esposa Mackenzie en Seattle, donde instalaron los tres servidores con los que comenzaron a procesar la información del sitio. Al poco tiempo, la empresa cambió de nombre: Amazon. Vendió su primer libro el 16 de julio de 1995. En pocos meses tenía ya más de 2 mil visitas diarias. Pero perdía dinero. Perdió dinero durante sus primeros siete años de vida y, para evitar la quiebra, extendió su oferta y, con el tiempo, vendió de todo: discos y juguetes, ropa y comida. Amazon diseñó un sistema de filtros que le permitía mostrar artículos al usuario en función de su historial de compra: a partir de los libros que compraba, por ejemplo, infería incluso qué tipo de música le gustaba, y se la proponía. Amazon siguió perdiendo dinero por mucho tiempo, pero las inversiones fluían hacia la empresa, pues todos entendieron que la idea que la sustentaba era genial. Amazon salió a la Bolsa de Nueva York. Y creció y creció. “Tuvimos tres ideas hace muchos años”, dijo Bezos, “que son la razón de nuestro éxito: el cliente es lo primero, inventa y sé paciente”.
Investigador de la UNAM (Cialc)
ctello@milenio.com