Querido Joe, es tiempo de soltar… Al ver el debate me encontré llorando por ti. Llorando por nuestra nación. Retírate”, son las duras palabras de Jay Parini, amigo de la infancia del presidente Joe Biden, después del desastroso cara a cara con Donald Trump.
Ver y analizar dicho debate fue doloroso. No fue un mal día, fue una desgracia. Evidenció, a escala global y en horario estelar, lo que ya se sospechaba: el deterioro físico y cognitivo del presidente del país más poderoso del mundo.
Más allá de la empatía por el que es considerado “un buen hombre”, de 81 años, es desconcertante la estrategia de la cúpula Demócrata para darle “spin” a esta grave situación, que a todas luces es de seguridad nacional. Están creando una realidad paralela, un auténtico gaslighting político, pretendiendo manipular a la sociedad norteamericana, haciéndoles cuestionarse su propia realidad observable: Biden no está ya en condiciones de ser candidato, mucho menos de gobernar.
La discusión se ha centrado sobre si debe o no bajarse de la carrera por la reelección. Si debe dar paso a una candidatura más joven, que pueda derrotar a Trump. Es la pregunta incorrecta. Se olvida que Biden es El Presidente, no solo el candidato. Lo relevante es cuestionarse las implicaciones -insisto, de seguridad nacional- que tiene su visible deterioro.
Supongamos, por un momento, que Biden se aferra a la candidatura y gana la elección de noviembre. ¿En serio hay alguien que piense que va a terminar su mandato en el 2029? ¿Que va a tomar las decisiones más difíciles de forma lucida y sensata? ¿Apuestan a su reemplazo una vez pasada la elección? Perverso.
Esta manipulación político-electoral es sumamente irresponsable dada la magnitud de lo que está en juego. Por ejemplo, no olvidemos que a Biden siempre le acompaña el Football, maletín de la muerte, con los códigos para lanzar un ataque nuclear. ¿Se puede confiar en su juicio ante una tremenda presión?
En EEUU, llaman “pato cojo” (lame duck) a un presidente en el ocaso de su mandato, que ya no ejerce plenamente el poder. La élite Demócrata está jugando con fuego al apostar por tener un pato cojo durante cuatro años más. Joe, es tiempo de soltar.