La tecnología es parte de nuestras vidas. En México, de las 86.5 millones de personas que tienen un celular, nueve de cada 10 cuentan con un smartphone; en más del 92 por ciento de los hogares hay una televisión y 44 por ciento tienen una computadora (Endutih 2019-INEGI, 14/05/20).
Junto con los beneficios de la tecnología, también hay riesgos a la salud que debemos considerar, más aún, con el aumento del trabajo desde casa y las clases virtuales debido al confinamiento.
Alrededor de siete de cada 10 personas que usan constantemente pantallas digitales en sus computadoras, tabletas o celulares padecen fatiga visual y síntomas como pesadez, comezón y resequedad en los ojos, principalmente, por la luz azul. En casos más severos, presentan dolor de cabeza, visión borrosa o demasiado sueño (Europa Press, 22/07/15).
Primero, ¿qué es la luz azul?
Proviene de fuentes naturales como el sol y ayuda a regular los ciclos del sueño, influye en el estado de ánimo e incide en las funciones del cuerpo, sin embargo, tenemos una sobreexposición a la luz azul artificial por los dispositivos digitales o los focos led.
Al estar tanto tiempo frente a una pantalla, especialmente en la noche, alteramos las funciones del cuerpo porque parece que el día es mucho más largo (UNAM Global, 04/11/19 y RDU, vol. 19, 2018).
Segundo, siempre alerta
Cuando estamos expuestos a la luz azul durante la noche, el cuerpo lo toma como un estado de alerta conductual, lo que nos quita el sueño y no nos deja dormir bien, haciendo que nos despertamos más seguido y que el descanso no sea profundo.
Al estar frente a una pantalla, estamos expectantes de lo que puede ocurrir, así que el cerebro se mantiene en un estado de alerta constante que nos hace parpadear muy poco. Al usar el celular o la computadora, podemos parpadear solo dos veces por minuto, mientras que normalmente lo hacemos cada ocho o 10 segundos (La Vanguardia, 10/09/18).
Tercero, ¿cómo nos daña la luz azul?
Debido a la sobreexposición a la luz azul, el cuerpo secreta menos melatonina, lo que no solamente altera el sueño sino que incide en las funciones de nuestros órganos. Debido a estos cambios, no se realiza la reparación celular correctamente y aumenta la posibilidad de padecer depresión, obesidad, diabetes y algunos tipos de cáncer (El Tiempo, 08/07/19).
Nuestros ojos pueden bloquear los rayos ultravioleta para que no lleguen a la retina, pero no pasa lo mismo con la luz azul, que sí logra penetrar casi por completo, lo que puede provocar degeneración macular o hasta la pérdida de la visión (Heiting-Allaboutvision).
Aunque hay opciones para protegernos de la luz azul de los dispositivos digitales, como filtros o lentes, también busquemos un equilibrio al interactuar con la tecnología, especialmente por las noches, para evitar las consecuencias que vienen con su uso excesivo.