Había dejado de ir al teatro los últimos tiempos pero fui a un encuentro de teatro escolar de las universidades de Colombia, Tijuana, Yucatán, Puebla y Sonora, reunidas en Hermosillo para intercambiar montajes, metodología actoral, nivel profesional, análisis de obras representadas e intercambio de experiencias estéticas. Semana intensa, vibrante, fresca, vital, de espaldas a un público y medios de comunicación alejados de los estudios para hacer teatro en México.
Destacan los montajes de Yucatán, la vida sobre Canek, y de Tijuana su versión sarcástica de La cantante calva, de Ionesco. La aparición de los colombianos, entre el carnaval y la fiesta de vida y muerte que irrumpió con inusitada alegría, tuvo un lugar especial. Se homenajearon a maestros de viejas generaciones, decanos de la anfitriona, la Universidad de Sonora, los profesores Arturo Merino y Luis Enrique García. Hermosillo presentó su versión de la obra de Carlos Olmos El eclipse y Puebla recordó los 100 años de Emilio Carballido con Orinoco. Al teatro escolar no se le critica, acaso debe apuntarse que sus escuelas requieren mayor metodología para lograr una máxima profesionalización de sus actores en todos los niveles.
Para el que escribe fue un pretexto a fin de ofrecer una conferencia sobre el maestro de actuación, director y dramaturgo Héctor Mendoza, y dar un taller práctico del método de trabajo del autor de Las cosas simples. Cinco días cálidos, refrescantes y vigorosos de la escena estudiantil. De actores —esos potros salvajes— que tienen y deben entender de intensidad. Tempo. Tono. Voz. Volumen. Lentitud. Rapidez. Caracterización. Voz expresiva, no bella voz. Todo hasta sus últimas consecuencias. Mientras los métodos de un actor o actriz no se entiendan jamás tendremos el mejor teatro en México y seguiremos atrapados en la disputa de directores y dramaturgos por ser primero antes que nadie.
Mendoza puso al actor en el mismo nivel de directores y dramaturgos, única ecuación para que la escena nacional brille en toda plenitud. Sus obras en el libro Actuar o no son su memoria para el quehacer de los histriones. Una semana, insisto, revitalizante.
Gracias a Unison y al profesor Gaytán por la invitación.