Cultura

El otro Juan Gabriel

Hay un Juan Gabriel que apenas asoma al documental de María José Cuevas y al que nadie debería aplaudir: el que evade impuestos y se escuda en el poder al ser un compositor y cantante influyente, el que adoptó a sus hijos sin que nadie sepa cómo y en qué condiciones lo logra, porque si hubiera sido de manera legal, lo dirían. Seguimos sin saber quiénes son las madres de sus hijos. Debo, no pago. Puedo, lo ejerzo. Quiero, hasta la última consecuencia. Queda claro en la serie Netflix que el artista era un ego confundido que desbordó en sus canciones que canta el pueblo de México. No hay que mitificarlo. 

Ser gay le dio el impulso para crear su obra y hacer de la fama su defensa personal. Admiro al intérprete de “Amor eterno” pero lo separo de la persona que fue para no cegarse ante lo que podrían ser actos de deshonestidad en tiempos donde el PRI de Salinas de Gortari lo llevó a Bellas Artes porque el creador apoyó al mandatario en Chihuahua para la gubernatura de su partido. Merecía Bellas Artes, sí, pero no así. O cuando apoyó a Fox, del PAN, y el presidente le condonó impuestos, millones de pesos que debía al fisco. O cuando Televisa lo vetó pero se sobrepuso y mostró su soberbia para levantarse del aislamiento mediático y presumir: “Yo veté a Televisa”.

El documental tiene ingredientes necesarios para una biografía definitiva, en el que la familia, sus hijos y amigos más cercanos hablan por primera vez: ¿le preguntaron a su padre por sus madres, de su adopción, sus papeles legales? Lo que se dice como rumor no cuenta. Lo que importa es una investigación exhaustiva de su infancia y adolescencia, de la mala relación con sus hermanos, de los distanciamientos con Angélica María, María de la Paz, etcétera. De sus amores, que los tuvo y no son necesariamente ocultos, como la historia con Paco Fernández, al que trajo desde Venezuela y se quedó con él hasta el final (solo con esta historia hay un libro).

Un libro de un artista del mundo del espectáculo, con menos luces y más sombras: lo que le hizo el gran creador, a la altura de Agustín Lara. ¿O María Félix tenía razón cuando decía que un artista es sueño, no realidad? No creo. Alberto Tavira es ideal para una obra así: ¡vamos!


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Braulio Peralta
  • Braulio Peralta
  • juanamoza@gmail.com
  • Periodista, ensayista y editor. Autor de Otros nombres del arcoíris, El poeta en su tierra, diálogos con Octavio Paz, De un mundo raro, un libro de crónicas de sus personales viajes como corresponsal en España, y El clóset de cristal. Publica todos los lunes su columna La letra desobediente.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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