¿Dónde y cómo vive Marta Borrero Parra, personaje de la novela de Mario Vargas Llosa, Tiempos recios? Se trata de una mujer real porque existe, pero es a la vez inventada al ser una recreación histórica del autor. A ella le tocó vivir las dictaduras del continente desde los años 50 y se convirtió en una activista con credencial de “periodista” en favor de los militares golpistas, con autorización de Estados Unidos. Duro.
Esa mujer —hoy con más de 80 años—, vive en Washington, muy cerca de la sede de la Agencia Central de Inteligencia, CIA. ¿Cómo y porqué llegó allí después de ser propagandista contra las democracias, trabajando para el gobierno dominicano de Leonidas Trujillo? Seguro hoy estará feliz de que Evo Morales haya tenido que dejar Bolivia y debe apoyar con ojos cerrados a los comandos militares que están con la presidenta interina, Janine Áñez. (Igual de feliz que una “amiga” en Facebook, Tere Quezada).
Lo paradójico es que la novela escrita por Mario Vargas Llosa no cuenta con la anuencia de una izquierda latinoamericana acostumbrada a aplaudir con los ojos cerrados a Cuba o Venezuela. Error. Porque Tiempos recios es una obra que narra el peso de Estados Unidos, adverso a gobiernos democráticos que nombra “comunistas”, y a favor de la derechización de sistemas donde se le permite a la hegemonía del norte de México intervenir en asuntos internos, siempre en pro de grandes empresas. Ayer fue la banana en Guatemala y hoy es el litio en Bolivia. ¿Alguien tiene duda?
Marta Borrero Parra fue muy conocida como Miss Guatemala, aunque nunca fue a un concurso de belleza. La narrativa de Vargas Llosa no es lineal. Zigzaguea de una historia a otra. La caída de Jacobo Árbenz en 1954 ocupa apenas un capítulo de los XXXII que la componen. El principal tejido consiste en desmantelar el aparato publicitario que Estados Unidos implementa para llevar a cabo la intervención en la frontera sur con México. Nada comprueba que Jacobo Árbenz cayera en manos de la extinta Unión Soviética. Nada. Pero los medios estadunidenses centraron sus baterías en ese punto, manipulados por la CIA y el cerebro de Edward L. Bernays. Marketing puro.
La historia de invasiones estadunidenses son pan del día; en Tiempos recios asombra el cinismo, el racismo, el clasismo con que se asoman al continente americano, desde luego, con el beneplácito de los mismos guatemaltecos (Castillo Armas), nicaragüenses (Somoza), dominicanos (Trujillo) o salvadoreños, entre otros. O sea, el internacionalismo y militarismo de la derecha existe tanto como el internacionalismo y ejércitos de la izquierda. Historia lamentable por los miles de personas —indígenas sobre todo—, que han muerto por esas ideologías imperantes.
Si fuéramos justos, Vargas Llosa debería dejarse de ver como un escritor de “derecha”, concepto maniqueo que aun no sabemos quién ideó esa definición que coarta la posibilidad de leer en libertad. Cada quien sus ideas, libre de prejuicios. Háganse un favor y lean esta obra. Aprendamos a leer que la historia se repite: Evo Morales —a pesar de sus claroscuros—, es el objeto a vencer. Una novela que cayó en el centro de la historia actual, no hay ninguna duda.
Una gran novela.