Bastaron dos décadas para dejar honda huella en México. Su teatro rompió esquemas (sigue escenificándose Zaratustra y El juego que todos jugamos). Sus ilustraciones de Fábulas Pánicas causaron legión de admiradores. Su cine es imborrable de lo mexicano e internacional (Fando y Liz, El topo, La montaña sagrada, Santa sangre). Irrumpió a final de los años 60 abriendo libertad contra prejuicio religioso con el teatro pánico, del que fue cofundador junto a Roland Topor y Fernando Arrabal. Querían ir más allá del surrealismo y los géneros teatrales. No necesita presentación, con más de 40 libros publicados sobre el tarot, novelas, teatro, cuentos fantásticos y mensajes humanistas para público necesitado de una filosofía para vivir.
Hemos sido ingratos con el chileno que considera a México como su mejor periodo creativo y de inspiración. Hasta ahora le entregan la Medalla Bellas Artes por su contribución al arte escénico. Menos mal. Aunque no necesita de distinciones siendo un ciudadano universal radicado en París, con 96 años. Si fuéramos más justos, el fundador de la psicomagia merecería un Premio Nacional de las Artes porque revolucionó el teatro y fue inspiración para directores de escena como Julio Castillo. Inabarcable su obra. Aun podemos verlo en redes sociales con sentencias, aforismos e ideas para vivir en plenitud.
Aminoran injustamente su creación con la idea de que recurrió los últimos años a eso que llaman autoayuda. No. Son búsquedas del ser humano, legítimas, personales, con la experiencia de quien viene de retorno. Qué tiene de falso decir que “para cambiar al mundo es necesario comenzar por cambiarse uno a sí mismo”. O: “el maestro de la perfección es el error”. Hay más agradecidos con él que detractores. Se ocupó desde Pachita hasta Leonora Carrington, de la sabiduría popular, de las fiestas de México. La imagen del águila volando sobre Garibaldi a ritmo de “Caballo negro”, de Pérez Prado en su filme Santa sangre es grandiosa: una madrugada desolada, con seres humanos tirados en sus calles. No lo quiso la Iglesia y fue censurado. No lo quieren los hipócritas que ven a México con mentiras y corrupción.
Jodorowsky: creador inmenso, inabarcable, transgresor, único.