Tiene que ser una broma. En diferentes medios se menciona que el Obispo emérito de Ecatepec, Onésimo Cepeda Silva, sería postulado como candidato a diputado local por Ecatepec por el Partido Fuerza Por México. Ayer domingo trascendió que el controvertido obispo quiere regresar a los reflectores políticos.
Sin embargo, el dirigente estatal Luis Alberto Contreras se mostró parco, pero se ha filtrado que, a sus 84 años, le quieren ofrecer una candidatura para un puesto de elección popular. Ya sabemos que Onésimo Cepeda siempre fue un adicto al poder político, pero en esta ocasión tiene un doble impedimento. Uno en el derecho canónico y otro en las propias leyes constitucionales.
Vayamos por pasos. A pesar de ser obispo en retiro sigue siendo miembro de la Iglesia católica. Por tanto, tendría que renuncia a su condición sacerdotal y vínculos eclesiásticos, ya que el derecho lo canónico impide. Los artículos 285 (§ 3) y 287 (§ 2) del Código de Derecho Canónico prohíben que los religiosos puedan participar de la vida política ni presentarse en para competir en elecciones. Si bien renunció por edad al obispado, sigue siendo obispo emérito u obispo en retiro.
Por otra parte, la Constitución en el artículo 130 así como la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público lo limitan, el artículo 14 de la ley señala: “Los ciudadanos mexicanos que ejerzan el ministerio de cualquier culto tienen derecho al voto en términos de la legislación electoral aplicable. No podrán ser votados para puesto de elección popular, ni podrán desempeñar cargos públicos superiores, a menos que se separen formal, material y definitivamente de su ministerio cuando menos cinco años en el primero de los casos, y tres en el segundo, antes del día de la elección de que se trate o de la aceptación del cargo respectivo”.
Onésimo fue el arquetipo del obispo de los acaudalados. El capellán consentido del grupo Atlacomulco. Pastor de las élites y de los poderes fácticos. Anti AMLO cuando fue candidato del PRD, calificó de “estupideces” sus posicionamientos. Fue acusado de fraude y de presuntamente timar a la señora Olga Azcárraga por 130 millones de pesos.
Formó parte del llamado Club de Roma con Norberto Rivera, grupo paralelo de la Iglesia, ultraconservador. Su postulación cabría, si hace años hubiera pedido su reducción a la condición laical. De otra manera, tanto por la ley eclesiástica como la ley secular, está impedido.
Bernardo Barranco