Cultura

En tiempos de mucho frío

La temporada invernal trae consigo un sinnúmero de cambios en el panorama social, a comparación con el resto de las temporadas festivas, llámese Semana Santa, mes patrio, Día de Muertos, entre otros. Los festejos en torno al fin del ciclo anual son más prolongados, sin tomar en cuenta las estrategias mercadotécnicas que adoptan los supermercados o centros comerciales; en las cuales, desde mediados de noviembre, si no es que antes, ya tienen en sus anaqueles las mercancías relacionadas con la fecha.

Sin embargo, de manera local, en cada ciudad o comunidad se realizan bazares o vendimias, como parte de una actividad económica, tanto de lo cosechado como de lo elaborado con productos ya sea de temporada o propios de la época invernal. Esta práctica tiene, además de su legado prehispánico, una continuidad en la época novohispana, localizando a la feria de San Juan de los Lagos como una de las más importantes, esto por dos motivos, la cantidad de productos que ahí se comercializaban y por ser la ruta de distribución para las zonas mineras del norte del territorio.

Según los registros hacendarios, dicha feria se comenzó a realizar desde el siglo XVII, probablemente de la mano de los visitantes que acudían para apreciar a la Virgen de la Inmaculada Concepción, también conocida como Cihualpilli. Para el siglo XVIII la región era bastante conocida por su venta anual y la posibilidad de adquirir productos de varias regiones logrando, también, evadir impuestos. Para el siglo XIX, y durante la consolidación de la nueva nación, el entusiasmo por visitar San Juan de los Lagos no decayó.

Dicha feria se catalogaba como el lugar donde se daba cita todos los pueblos de la República, a diferencia de los tiempos pasados, este espacio era referente de distinción, foco de civilización, fraternidad y enseñanza gastronómica. Entre sus principales alimentos se encontraban cárnicos de Nuevo México, mulas de Tamaulipas, cerdos, vacas y caballos de diversas haciendas; la dulcería mexicana, confeccionada a lo largo de 300 años de dominio español, hacía su arribo desde la Ciudad de México, Querétaro, Puebla, Guadalajara, Aguascalientes y Morelia. Se habla también del azúcar, traída desde Veracruz, Cuautla, Cuernavaca y Matamoros; al igual que el cacao proveniente de Tabasco y Soconusco; y del mismo modo que la vainilla enviada desde la costa del Golfo.

Pese a las inclemencias derivadas de su orografía, el mes más frío y bajo en producción agrícola se convertía en el más colorido de San Juan de los Lagos, Jalisco. Actualmente poco se habla de aquellos tiempos, todo gira en torno a las fiestas de la primavera, realizadas en el mes de mayo, lejos del contraste invernal y la opulencia gastronómica. 


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Benjamín Ramírez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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