En México se publican diariamente infinidad de críticas e ideas, escritas o en la red que son censuradas o anuladas, mientras que un considerable número de periodistas y editores son acosados, atacados, detenidos y en el peor de los casos asesinados.
De acuerdo con el artículo 6 de nuestra constitución toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y expresión de sus ideas, así como la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones, ya sea oralmente, por escrito, o a través de las nuevas tecnologías y esto no puede estar sujeto a censura previa.
La semana pasada, fuimos testigos del nuevo rol del periodismo frente al poder en las conferencias mañaneras del presidente que comenzaron a principios de diciembre.Atestiguamos como Jorge Ramos, periodista de Univisión, confrontó con números, los datos que manejaba el titular del ejecutivo. Vimos cómo López Obrador se defendía como acostumbra, diciendo que sus cifras son distintas. Atestiguamos como un ejercicio periodístico demuestra el desarrollo de nuestra democracia.
Lo cierto es que la espiral de violencia que enfrenta la población no ha podido ser contenida por la presente administración. Es un desastre heredado por el gobierno saliente que no es culpa de López Obrador. Los datos son fríos y se necesita analizar el desempeño de la Guardia Nacional para poder sacar conclusiones al respecto.
Al término de esta conferencia, no tardaron en arder las redes yse dio inicio de la clásica contienda. Del lado de López Obrador se hablaba de protagonismo e insolencia por parte de Ramos; y por otro lado se agradecía el ejercicio pleno de la libertad de expresión ante condiciones que para desempeñar el trabajo de periodista en México son de alto riesgo.
Lo cierto es que la calidad de una conferencia de prensa es resultado de la calidad de las preguntas que se desahogan. Este ejercicio se agradece en un momento donde la ciudadanía necesita estar informada de todos los acontecimientos que suceden en el día a día en el país.
Nuestros políticos, aún con el apoyo del pueblo, deben de entender que la libertad de prensa no es un privilegio, sino un derecho, consagrado en la ley y por ende el gobierno mexicano debe de proveer las garantías necesarias para que cualquier reportero pueda expresarse sin enfrentar riesgo alguno. Desafortunadamente, en nuestro país, y a pesar de todos los discursos, ser periodista se ha convertido en una profesión de alto riesgo, tanto que muchos han sido asesinados al realizar su trabajo.
Estamos enfrentado tiempos de cambio, y es importante entender que debemos de dejar de tratar al presidente de la república como una figura divina. Hay que tratarlo con el respeto que emana del poder que representa, pero eso no evita que se le cuestione. A esto se le llama transparencia y rendición de cuentas. Bienvenido el cambio.