Seguro hemos escuchado el dicho “lo que se mueve, corre y vuela va a la cazuela” y este dicho se cumplió muy bien en los festejos de las fiestas patrias, ya que muchos de los platillos que fueron parte central en los festejos estaban elaborados con productos de origen animal que cumplen este refrán antiguo.
Pero qué pasa con los productos de origen vegetal que son indispensables para que lo que “vuele y corra” sea realmente un platillo que alegre el paladar, y que, en nuestro megadiverso país rico en frutas y plantas de diversas especies, resultan ser el necesario condimento o incluso los protagonistas que han hecho famosa la gastronomía mexicana declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco.
Entre estos reconocidos y muy aprovechados elementos de la biodiversidad se encuentra una cactácea de múltiples usos y con una gran historia, identificada ampliamente con el nombre común de Nopal el que deriva del náhuatl nohpalli (árbol que lleva tunas); el misionero Fray Bernardino de Sahagún (1997) describió al nopal como “monstruoso este árbol, el tronco se compone de las hojas y las ramas se hacen de las mismas hojas… Las hojas de este árbol cómelas crudas y cocidas”.
Era comprensible la expresión del historiador y misionero franciscano al conocer una planta que rompía los cánones de estética y estructura que encontraba en España.
De sorpresa en sorpresa pasaron quienes apenas conocían a este raro árbol que según registros contaba con más de 20 000 años de existencia, y que era para las comunidades prehispánicas parte de la alimentación junto con el maíz, frijol y productos del maguey además de su producto que eran las tunas, a las que Fray Bernardino mencionaba: “son muy buenas de comer y nacen de las mismas hojas”. Mas allá del alimento el nopal era medicamento, material para la construcción y eventos religiosos.
Desde el año 1917, en México el 18 de septiembre es el Día Nacional del Nopal para reconocer su importancia en la historia de nuestro país, tanto en la cultura, el lenguaje, como los usos medicinales.
El nopal es un valioso recurso para el alimento y la economía en las zonas áridas, formando también parte de los símbolos nacionales que nos representan. Esta cactácea es un verdadero tesoro que es necesario investigar, conservar e impulsar programas de repoblación, pues el generoso nopal propicia también la sobrevivencia de muchas especies.