Política

A mitad del camino

  • Columna de Ángel Aguirre Rivero
  • A mitad del camino
  • Ángel Aguirre Rivero

No tengo duda que el principal activo del presidente Andrés Manuel López Obrador (y que lo ha mantenido en altos índices de aprobación ciudadana) es el combate a la corrupción. En A la mitad del camino, el Presidente exhibe la forma en que los anteriores gobiernos facilitaron la entrega de bienes nacionales a particulares, creando una estructura acorde a ese propósito.

Es importante que el Presidente muestre lo que ocurrió en las esferas del poder, como las condonaciones que se hicieron a la iniciativa privada de 2007 a 2018 por más de 366 mil millones de pesos a empresas como Televisa, Banamex, Grupo Carso, Bancomer o Cemex.

¿Cuál era la razón para que entregaran en charola de plata el no pago de impuestos a estas empresas? Una: la sujeción que tenían las decisiones del gobierno al capital privado y a las grandes empresas.

¿Se imagina usted la cantidad de obras que pudieron realizarse para estados tan pobres como Guerrero, Chiapas o Oaxaca? Es una vergüenza nacional.

El Presidente destaca también el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, el nuevo aeropuerto Felipe Ángeles, el proyecto Transístmico… entre otros.

De todo, me quedo como lo dije al principio con el combate a la corrupción.

Ayer mismo veía en MILENIO cómo el señor Alonso Ancira se ha negado a pagar el compromiso que asumió por su libertad, y cómo cubrió los “viáticos” de diversos viajes a distintos políticos, como Manlio Fabio Beltrones, Rubén Moreira y el inefable Carlos Navarrete. Y qué decir de Carlos Romero Deschamps, quien solo uno de sus hijos, José Carlos, posee un condominio en la ciudad de Miami con un costo de más de 92 millones de pesos.

Se trata, pues (dice AMLO), de convertir la honestidad en forma de vida y de gobierno.

Del anecdotario:

Cuando fungí la segunda vez como gobernador, invité a Placido Domingo a ofrecer un concierto en uno de los lugares más bellos de Acapulco: la playa Tamarindos.

Previo al evento le platiqué mi propósito de heredar el mayor número de orquestas posibles, después de haber creado la Filarmónica de Acapulco y la Escuela Estatal de Música.

La orquesta infantil de Ciudad Renacimiento se había convertido en un verdadero ícono, pues parte de sus integrantes eran niños de la calle y otros más que habían tomado el camino de las drogas.

Plácido se interesó mucho y me pidió si podía hacerles una visita. Después de convivir con sus integrantes me llamó para decirme: “Oiga gobernador, me gustaría que me acompañaran a mi concierto los niños de la orquesta, ¿tiene usted algún inconveniente?”. “Al contrario —le manifesté—, va a ser muy alentador para ellos participar en tu concierto, te lo agradezco de todo corazón”.

A la 6 de la tarde la playa se encontraba abarrotada. Por cierto, ese día nos acompañó el ingeniero Carlos Slim, con quien siempre estaré agradecido por el apoyo que brindó a nuestro querido Acapulco.

Plácido, acompañado de nuestra Orquesta Filarmónica de Acapulco, inició su concierto presentando a la orquesta infantil, a quien personalmente dirigió; las niñas y niños no daban crédito de lo que estaban viviendo.

Casi a la mitad de su presentación, el tenor se detuvo para decirnos: “Les tengo una sorpresa” y empezó a interpretar la canción de Agustín Ramírez “Ometepec”, mi tierra natal, o la tierra prometida como yo le llamo.

Evidentemente, no pude contener la emoción que me embargó. Gracias por siempre, querido Plácido.

La vida es así.

Ángel Aguirre Rivero

Ex Gobernador de Guerrero

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