Política

Pero querían polarizar

México se convirtió en el tablero de ajedrez en el que dos viejas fuerzas se enfrentan por el poder o dicen querer medir fuerzas.

Como si estuviéramos en los años 60 y 70, izquierdas y derechas se disputan la supremacía para controlar políticamente a los países de Latinoamérica. Justo cuando la entonces Unión Soviética forcejeaba con Estados Unidos por tener más países aliados y hasta se promovían revoluciones y golpes de estado en el continente americano. Muchos de esos movimientos han derivado en dictaduras que todavía persisten y otros, en cambio, produjeron la llegada de la democracia a estos países.

Ya en este siglo, México estrenó la democracia con el triunfo de Vicente Fox para la Presidencia en el 2000 y repetía después un gobierno panista con Felipe Calderón y la alternancia indicaba que era el turno de un nuevo PRI con Enrique Peña Nieto.

Sin embargo, para el 2018 los mexicanos manifestaron su hartazgo y eligieron una tercera vía, la de Andrés Manuel López Obrador, con su 4T, en la que 30 millones pusieron sus esperanzas.

AMLO, con ese crédito que le daban 30 millones de votos, se dedicó a combatir lo que llamó la mafia del poder y a polarizar a la sociedad, entre el “pueblo bueno” y los que no votaron por él, los “fifís”, los conservadores, los neoliberales, cualquiera que se opusiera a su proyecto de nación.

Y en esas andamos cuando “progres” y “fachos”, porque así se señalan desde uno y otro bando se enfrascan en encarnizadas batallas a través de las redes sociales. Izquierdas y derechas, radicales de ambos lados cruzan insultos y polarizan aún más a la sociedad.

Por si no fuera poco, Morena, el partido en el poder y AMLO se alinean a la izquierda, aunque posea tintes altamente conservadores, que lo mismo se dejan ver con los integrantes del PES, que representan a una derecha cristiana y al lado de los gobiernos como los de Nicolás Maduro en Venezuela y Daniel Ortega en Nicaragua.

Mientras que en la oposición, aparecen algunos senadores del PAN firmando un documento para luchar contra el comunismo en el mundo y lo hacen con el presidente del partido Vox de España, Santiago Abascal, una organización de ultraderecha. Enseguida algunos panistas se deslindaron de sus compañeros senadores y pintaron su cruz.

Como si en México necesitáramos más ingredientes para polarizar. AMLO y Abascal ya cruzaron declaraciones en los medios de comunicación y los mexicanos en las redes sociales se atizan con todo. Esto está caliente.

Andrés Amieva

andres.amieva@milenio.com


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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