Espectáculos

'Para la libertad'

Ésta es una de las historias más hermosas del espectáculo mexicano de los últimos años. Le ruego que la comparta, que la vuelva viral:

Hace 15 años, como parte de un trabajo escolar, a un muchacho se le ocurrió hacer un musical con canciones de Joan Manuel Serrat.

Era un montaje muy modesto, puros compañeros de clase. ¡Y qué cree! Aquello tuvo un éxito tan, tan, pero tan grande que las audiencias lo pidieron, salió de la escuela y se comenzó a presentar en circuitos muy pequeños, muy experimentales.

Quién sabe cómo pero los profesionales del teatro musical mexicano se enteraron de la existencia de esto, comenzaron a colaborar y el resultado fue como una especie de Off-Broadway, pero en Ciudad de México.

¡Totalmente orgánico! ¡De verdad! Ojo: esto no pasa en este país. Es muy bello, muy significativo.

El primero en celebrar esta joya fue Joan Manuel Serrat. El señor no sólo autorizó esto, le encantó. ¡Ovacionó la obra!

El caso es que esta “humilde” tarea jamás se dejó de presentar por aquí, por allá. Y ocurrió un milagro.

Morris Gilbert, uno de los productores de teatro más visionarios de este país, se enteró del fenómeno y más se tardó en conocerlo que en montarlo a gran escala en el Nuevo Teatro Libanés.

Excuso decirle que el público está feliz abarrotando la sala, cantando, llorando, recordando, descubriendo. Pocas veces he vivido algo como este prodigioso espectáculo llamado “Para la libertad”.

Si alguien me hubiera dicho que Morris fue a comprarlo a España y que lo mandó adaptar a la realidad mexicana, lo hubiera creído.

“Para la libertad” no sólo no le pide nada a la obra más cara, más profesional y más sofisticada del teatro musical internacional. ¡Es nuestra!

Y antes de que a alguien se le ocurra poner el tema de la nacionalidad de Serrat sobre la mesa, debo decirle, con el corazón en la mano, que es muy probable que no exista nada más mexicano en el mercado que esto.

Le recuerdo: los productores del teatro “mainstream” mexicano ni siquiera reciben a los dramaturgos mexicanos. Se van de gira a Londres, a Broadway, a Buenos Aires y a Madrid a comprar sus obras.

Morris escuchó a este muchacho, abrazó su musical, lo dejó dirigirlo y lo está produciendo sin escatimar en nada. ¡En nada!

Lo que más amo es que el reparto combina a muchas de las actrices y a muchos de los actores de aquel primer trabajo escolar con jóvenes talentos que el público que va al teatro va a reconocer inmediatamente.

“Para la libertad” es una experiencia imperdible que cuenta una historia social, la historia de lo que sucedió el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco.

Sigo sin poder creer lo que vi porque si hay algo complicado de poner en escena es eso pero, además, porque las canciones de Serrat están bordadas con una maestría excepcional.

No se trata de un musical lineal, convencional, como la mayoría. ¡No! Empezamos en un momento en la historia, luego nos vamos al pasado, llegamos al presente, nos volvemos a enterar de algo fundamental y al final aquello explota increíble.

Y no es largo. Dura poco más de hora y media. Tiempo perfecto para gozar, para involucrarse y para salir a comentar el “show”.

Porque aquí pasan cosas muy mágicas. “Para la libertad” une a las viejas y a las nuevas generaciones: a las madres, a los padres, a las hijas y a los hijos.

Une a las mujeres y a los hombres, a la gente de izquierda y a la de derecha, a los heterosexuales y a las comunidades del inmenso colectivo LGBT.

Que exista armonía, que exista comunión, que haya contacto cuando se habla de cosas tan especiales, sí es un acontecimiento teatral. Ahora entiendo por qué este trabajo escolar funcionó como funcionó desde un principio.

Y es en este punto donde tengo que felicitar públicamente a Omar Olvera, el autor y director de esta maravilla, un mexicano que merece todo lo bueno del mundo comenzando por el apoyo de las multitudes que llenan los teatros.

E igual, felicito a Irasema Terrazas, Samantha Delgado, Dafne García, Roberto Salguero, Santiago Ulloa, Juan Pablo Ruiz, Lucía Huacuja, Alexo Fergo, Brenda Santabalbina, Diego Llamazares, Vanessa Bravo, Jorge Escandón, a la banda y a todos los demás talentos que entregan el alma, literalmente, en cada función.

Le voy a pedir un favor: no vuelva a decir que usted cree en México, que apoya lo mexicano ni nada de eso si no va a ver este musical. No se vale. “Caminante no hay camino: se hace camino al andar”.

Luche con todas sus fuerzas por ver ya, ya, pero ya, “Para la libertad” en el Nuevo Teatro Libanés. Le va a gustar. De veras que sí.


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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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