Ésta no es mi crítica a la temporada final de “The Handmaid’s Tale”. Es un acto de justicia.
“El cuento de la criada” es una de las mejores series de todos los tiempos. A la altura de “Game of Thrones”, de “Breaking Bad”, de “The Sopranos”.
El problema para nosotros en México y seguramente en toda América Latina, ha sido la distribución.
Hemos sido pocas, realmente muy pocas, las personas que hemos podido abonarnos a esto bien, en orden, desde el principio.
¿Por qué? Porque como esta superproducción de MGM le pertenece a Hulu en Estados Unidos, a la hora de salir a otras partes del mundo no lo puede hacer como “The White Lotus” de MAX o como “Andor” de Disney+.
Hulu es una plataforma muy buena, poderosa, importante, que nació hace muchos años como una reacción de los grandes estudios de Hollywood al primer impacto de Netflix.
Compañías que en aquel entonces no se podían ver, se unieron. Hulu tiene un poco de Disney, un poco de VIACOM, un poco de MAX. ¡Un poco de muchos!
Por tanto, a la hora de la distribución internacional, los contenidos de Hulu a veces viajan por una plataforma, a veces por otra e incluso, de repente, por varias.
Esto impide que las grandes audiencias, las que difícilmente contratan más de un servicio de “streaming”, ubiquen las cosas o que les puedan dar seguimiento normal.
“The Handmaid’s Tale” llegó a México por Paramount Channel, no por plataformas, cuando había que pagar extra por ver esa señal en cable. ¡Imagínese!
Poco a poco fue subiendo a “streaming” hasta que nació Paramount+, donde se juntaron todos los episodios y se estableció un orden. El problema es que eso fue varias temporadas después de su estreno en Estados Unidos. ¡Ya para qué!
Todo esto se lo estoy diciendo porque es muy probable que usted o no sepa de qué le estoy hablando, o no lo esté viendo, o no vaya al día.
Le suplico de la manera más atenta que luche con todas sus fuerzas por gozar de esta obra maestra, desde el primer capítulo de su temporada uno, en Paramount+.
¿Para qué? Para que cuando se estrenen los episodios finales, los de la sexta temporada, usted pueda ser parte del fenómeno, para que esté a la altura de las mejores audiencias del mundo. Usted se lo merece.
“El cuento de la criada” nació como la adaptación a serie de una novela feminista de los años 80 muy “fantasiosa”, muy “distópica”, muy “irreal”.
¿Cuál es la nota? Que todo eso que parecía una alucinación malsana, de una manera u otra, se convirtió en realidad. Es el retrato de lo que somos. Es el retrato de lo que tenemos.
Más se tardó “The Handmaid’s Tale” en aparecer en nuestros dispositivos que en volverse el gran símbolo de las luchas feministas.
No es casualidad que en muchos lugares del mundo, miles de mujeres se vistan como los personajes de esta serie en las marchas del 8M.
Estamos ante una serie verdaderamente social que pone sobre la mesa muchos de los peores horrores que viven las mujeres.
Y se tenían que presentar así, con esa obviedad, con ese salvajismo, para que genuinamente peguen en el alma, para que este contenido funcione.
Yo sé que usted vive en un mundo privilegiado de libertad de expresión y de redes sociales. Le voy a hacer una pregunta con mucho respeto:
¿Cuántas series de televisión, recuerda, protagonizadas por mujeres? ¿Cuántas, serias? ¿Cuántas, que dijeran cosas importantes? ¿Cuántas, en superproducción premium? ¿Cuántas, con un reparto de lujo?
Realmente son muy pocas. Sin afán de amarrar navajas con sus gustos personales y con títulos como “Sex and The City”, “Orphan Black”, “Killing Eve” y “The Crown”, “El cuento de la criada” es un parteaguas en la historia del entretenimiento mundial.
No por nada tiene su propia exhibición (su museo temporal) en Estados Unidos.
No por nada, insisto, se ha utilizado como punto de partida para muchos debates, para muchos estudios.
La adaptación de Bruce Miller de la novela de Margaret Atgood es tan magistral como el trabajo de tantísimas directoras y directores, de tantísimas y de tantísimos artistas de tantísimas áreas.
Aquí el arte fluye en cada escena. Si no es el vestuario es la corrección de color. Si no es la iluminación es la música. Si no es la fotografía es la edición.
Y ni hablemos de las memorables actuaciones de Elisabeth Moss (que también dirige), Yvonne Strahovski, Ann Dowd, Madeline Brewer y de muchas otras figuras.
Nada volverá a ser lo mismo cuando esto termine. Aunque vengan secuelas.
Luche con todas sus fuerzas por ponerse al día con “The Handmaid’s Tale” ya, ya, pero ya, en Paramount+. No le va a gustar. Le va a enloquecer. De veras que sí.