Espectáculos

Aventurera

Ver Aventurera es una obligación para todos los mexicanos, especialmente ahora que nuestra cultura está siendo golpeada por tantas entidades macabras.

En este prodigioso espectáculo se esconden las claves de lo que somos, de lo que sentimos, de nuestros valores, de nuestro talento, de nuestras desgracias, pero sobre todo, de nuestra inmensa capacidad para salir adelante.

Verla no solo es pasar poco más de dos horas de diversión, es apoyar a México, al teatro mexicano, a nuestra cultura popular, a decenas de familias honestas que desde este país están contribuyendo a hacer grande a este país.

¿Por qué le estoy escribiendo esto? Porque como usted sabe, en un acto de inteligencia monumental, Juan Osorio y Gerardo Quiroz, dos de los más grandes titanes del espectáculo de habla hispana, unieron fuerzas para volver a montar este joven clásico de nuestros escenarios.

¿Dónde radica ese acto de inteligencia monumental? En traérnosla justo cuando más la necesitábamos, cuando los escenarios nacionales estaban más urgidos de una obra que nos uniera.

Aventurera reconcilia al pobre con el rico, al hombre con la mujer, al culto con el que solo se la quiere pasar bien, al joven con el viejo. A todos. ¡Es mágica!

Por si esto no fuera suficiente, es un tipo de teatro que nos estaba haciendo falta y que coincide con muchas de las más importantes tendencias del espectáculo internacional.

Aventurera es drama, comedia, pero también música, canto, baile, belleza, sensualidad.

Además, es humor político, crítica social, denuncia. Es El Show. Punto. Así, con mayúsculas.

¿A qué me refiero cuando le hablo de tendencias internacionales? A que como usted sabe, por diferentes circunstancias económicas y sociales, el mundo está desesperado, está buscando certeza, esperanza.

¿Y cuál ha sido la reacción de las mentes más brillantes de la industria del entretenimiento global?

Volver al origen, a los clásicos, a Star Wars, a los superhéroes, a El hombre de La Mancha, a la música del pasado, a todo lo que le ha dado sentido a la humanidad en tiempos mejores.

Volver a Aventurera es volver al origen, volver no solo a un concepto que revolucionó al teatro mexicano en los años 90, es volver a la época de oro del cine nacional.

Desde donde quiera que estén, Agustín Lara, Ninón Sevilla, Álvaro Custodio ¿y por qué no?, Pedro Plascencia Salinas y Juan El Chato Cejudo, deben estar contentísimos confirmando que le dejaron un gran legado a nuestro pueblo.

No, no fui a la función de prensa, fui a una función regular, con público de verdad.

Y usted no sabe la emoción que sentí al ver a esas personas, de todas las clases sociales, riendo, chiflando y gozando, realmente gozando, de esta versión adaptada por Ximena Escalante.

¿Pero sabe qué fue lo que más disfruté? A las nuevas generaciones, a los chavos que apenas están descubriendo esta joya.

Ellos, a diferencia de las otras audiencias, iban en grupo a echar relajo, a sacar sus celulares, a tomarse fotos con las bailarinas imitando sus movimientos. ¡Los amé con todo el corazón!

¿Qué otra obra mexicana es capaz de generar algo así en estos momentos tan complicados? Solo Aventurera.

No le voy a contar la historia, porque seguramente usted también se la sabe de memoria, es parte fundamental de nuestro imaginario colectivo.

Pero sí le voy a decir algo: su reparto es luminoso, entrañable, sensacional.

Carmen Salinas está como para comérsela a besos, porque no solo canta, baila, cuenta chistes y llora, se burla de ella misma, de su posición política y dice unas netas como para ponerse a temblar.

Susana González es una diosa. Gran actriz, gran bailarina, gran cantante. Uno la mira y no puede evitar sentirse ante una nueva María Félix. Su belleza, su clase, son descomunales.

A Rafael Inclán lo podemos ovacionar de pie todo el día. ¡Qué experiencia tan más poderosa verlo reinterpretar al Rengo!

Mención aparte para Alfredo Alfonso, Ernesto Laguardia, Mauricio Islas, Alexis Ayala, Fermín Zúñiga, Marcos Montero y Luis El Negro Morales.

El público se les entrega desde que salen al escenario. Las chavas gritan, los señores aplauden. ¡Es una locura!

Pero yo, en lo particular, me sorprendí con Laura Vignatti y Payín Cejudo.

Laura interpreta a la rival de la protagonista de esta gran historia y deja a todos con la boca abierta.

Payín le da vida a la mamá de la Aventurera y lo hace tan bien que nos invita a reflexionar sobre el verdadero origen de muchos de nuestros más dolorosos conflictos sociales.

No, y ni le hablo de las bailarinas, los bailarines, la música en vivo, la dirección de escena, las coreografías, la dirección musical o la parte cinematográfica de la obra, porque no voy a acabar nunca.

¡Qué gran trabajo! Por favor corra a ver Aventurera en el Auditorio Blackberry de la Ciudad de México. Le va a encantar. De veras que sí.

alvaro.cueva@milenio.com

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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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