La acción colectiva se constituye en un dispositivo para problematizar la realidad educativa que vivimos y reconstruir el conocimiento en un sentido más social. Nos permite un replanteamiento de nuestro pensamiento hacia posturas más reflexivas y críticas. La condición social y cultural que nos ha dejado la pandemia así lo demanda. Los desplazamientos en nuestro pensamiento y acción deben conjugar las potencialidades de la individualidad con la colectividad.
Pensar en la acción colectiva es pensar en construir nuevas narrativas caracterizadas por el reconocimiento a la diversidad, la inclusión, la lucha contra las injusticias, la equidad, la solidaridad, con la intención de avanzar hacia una sociedad más justa y democrática. La acción colectiva es resistencia ante lo dado de facto, como doctrina a seguir. La resistencia es entonces, la esencia de una narrativa que cuestiona, que problematiza y que interpela al conformismo social.
En el ámbito educativo, muchas voces individuales se diluyen, desaparecen, o las desaparecen. Su razón se ve avasallada por voces mayoritarias, generalmente coaccionadas o manipuladas por intereses poco claros, que promueven su verdad como “verdad única”.
Frente a las incomodidades y malestares que esto provoca, la acción colectiva debe emerger como una barrera que lo impida. Así, la acción colectiva es como puede impulsar la reorientación de la agenda de política educativa, haciendo visible las demandas más sentidas de los actores principales: docentes y alumnos. Particularmente en el gremio magisterial se ha ido configurando un malestar creciente por las diversas estrategias, procedimientos y toma de decisiones por parte de la autoridad, que han mostrado poca sensibilidad ante la condición de pandemia que se vive y el trabajo desarrollado por las maestras y maestros.
La acción colectiva nos debe llevar a revitalizar los procesos y espacios educativos. En la escuela, los Consejos Técnicos son una figura que debe potencializar las capacidades y cualidades de sus integrantes, contextualizando y problematizando su situación. En ello, la reflexión pedagógica de los docentes es relevante para pensar en acciones con sentido, para re-pensar y re-construir la escuela en un contexto diferente.
La acción colectiva se acompaña de una práctica reflexiva, donde se moviliza el pensamiento hacia acciones que articulen los esfuerzos, voluntades y capacidades, donde se generen alianzas en pro del beneficio común y con significatividad para la comunidad educativa. El aprendizaje colectivo y el dialogo se convierten en algo cotidiano y sobre todo, el sentido de transformación social siempre está presente. Reconocer esta imbricación de la práctica reflexiva con la acción colectiva es pensar en un futuro donde las niñas, niños y jóvenes se desarrollen en espacios educativos que favorezcan su desarrollo personal y social en su máximo potencial para contribuir a la construir una sociedad más justa, inclusiva e igualitaria con un desempeño ciudadano responsable.
Alfonso Torres Hernández