
¿Alguna vez has pensado en la importancia de las verduras verdes en tu dieta? Estas no solo añaden color a tus platos, sino que son las más saludables por excelencia.
Altas en hierro y folato, la vitamina B9, las verduras verdes son esenciales para nuestro bienestar. La palabra "folato" proviene del latín "folium", que significa "hoja", recordándonos que su fuente principal son las verduras de hoja verde.
Desde la niñez hasta la edad adulta, pasando por el embarazo y la vida de los deportistas, el hierro y el folato juegan roles cruciales.
El hierro es vital para el transporte de oxígeno en la sangre, mientras que el folato es esencial para la producción y mantenimiento de nuevas células. En el embarazo, estos nutrientes son fundamentales para el desarrollo del bebé. En los niños, ayudan en su crecimiento y desarrollo cognitivo. Para los deportistas, el hierro asegura un rendimiento óptimo y mantenimiento de su masa muscular, y en la edad adulta, ambos nutrientes contribuyen a prevenir el deterioro cognitivo temprano.
A escala mundial, las dietas basadas en plantas han sido recomendadas en los últimos años para la longevidad. Esto no significa que debas convertirte en vegano, sino que es una invitación a agregar más fibra a tu dieta, y las verduras verdes son una opción fácil de incorporar.
En lugares como Japón y la región mediterránea, donde las dietas ricas en verduras son comunes, se observa una mayor esperanza de vida y menor incidencia de enfermedades crónicas.
Incorporar verduras verdes en cada comida del día aporta una gran cantidad de fibra, lo que tiene efectos positivos en los niveles de colesterol, triglicéridos, glucosa e insulina.
Por ejemplo, personas que cambian su dieta para incluir más verduras verdes pueden notar mejoras en sus análisis de sangre, reduciendo así el riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas que llevan a muertes prematuras.
La buena noticia es que puedes encontrar una variedad de verduras verdes en cualquier lugar. Espinacas, acelgas, lechuga, ejotes, brócoli, espárragos y calabacitas son solo algunos ejemplos fáciles de conseguir.
Además, puedes consumirlas de muchas maneras: en jugo, ensalada, sopa o como parte del platillo principal.
En mi casa y con mis pacientes, tenemos una regla: lo verde primero. Esto significa que en cada comida debe haber alimentos verdes y se debe comenzar por ellos.
Esta práctica ayuda a mejorar la saciedad, que es la sensación de estar lleno y satisfecho después de comer. Además, al comer lo verde primero, evitamos los picos de glucosa e insulina que pueden causar cansancio después de las comidas.
Te invito a probar esta sencilla técnica. Incorporar verduras verdes en cada comida es fácil, accesible y delicioso.
Además, no solo estarás mejorando tu salud, sino que también disfrutarás de una variedad de sabores frescos y nutritivos. ¡Anímate a vivir más y mejor consumiendo verduras verdes todos los días!