Este 29 de diciembre vale más de lo que parece. Los últimos tres días del año suelen pasar como un remolino: comida, visitas, mensajes, el “ya casi se acaba”… y, de pronto, amanecemos en enero con el mismo cansancio y los mismos pendientes, solo que con un calendario nuevo. Por eso quiero proponerte algo distinto: usar sólo dos horas del 29, 30 y 31 de diciembre como un cierre con intención. No para exigirte más, sino para entrar a 2026 con menos ruido mental y más claridad.
29 de diciembre: audita y cierra
La primer hora es una auditoría —honesta— de 2025. Contesta en una hoja: ¿cuáles fueron tres logros reales?, ¿cuáles fueron tres lecciones importantes —incluyendo fracasos—?, ¿qué drenó tu energía?, ¿qué te dio energía? La verdad, aunque incomode, te muestra qué repetir y qué evitar. Y eso, en salud y en vida, es prevención.
La segunda hora es para lo incompleto. Todo lo que queda abierto ocupa espacio en tu mente. Haz una lista sencilla: proyectos que necesitan terminarse, conversaciones importantes que debes tener, compras que se deben hacer. Luego decide sin dramatizar: ¿qué sí puedes hacer y cuándo? Agéndalo. ¿Qué no vale la pena? Suéltalo. Entrar a 2026 con un plan no es control; es descanso.
30 de diciembre: relaciones y salud
El 30 es para dos áreas que definen tu calidad de vida: tus vínculos y tu cuerpo.
Dedica una hora a tus relaciones. Manda un mensaje a tres personas que hicieron una diferencia positiva en tu año. No un “felices fiestas”, sino un “gracias por esto que hiciste”. Después, haz una limpieza silenciosa: deja de seguir en redes a quien interrumpe tu tranquilidad. Y agenda desde hoy un día de enero con las personas que más quieres. No lo dejes “para luego”. Con los años entendemos algo simple: lo que no se cuida con intención, se enfría por inercia.
La segunda hora es para tu salud. Pregúntate: ¿qué cita debo agendar en enero? Dentista, psicólogo, cardiólogo… y hazla. Sin esperar “a que se acomode”. Y haz un gesto práctico: compra frutas y verduras para iniciar el año con un refrigerador que te facilite decidir bien. Recuerda que la salud se construye más por estructura que por fuerza de voluntad.
31 de diciembre: finanzas y mapeo
El 31 es para mirar dos temas que evitamos por incomodidad: dinero y dirección.
Primero, una hora de números. ¿Cómo fue tu 2025?, ¿gastaste en cosas necesarias?, ¿en qué se fue tu dinero sin sentido?, ¿qué meta financiera quieres para 2026? Sin vergüenza, solo datos concretos. No se puede mejorar aquello que no se mide.
La segunda hora es para mapear 2026. Escoge de una a tres metas. Nada más. Identifica una acción concreta para cada meta y agenda una actividad en enero que te acerque a ella. La vida cambia cuando el calendario refleja lo que dices que te importa.
Y una última idea: 2026 no necesita que te conviertas en “otro tú”. Necesita un tú más honesto, más auténtico y más saludable. Que haya disfrute, no persecución de perfección. Como decía Pablo Ferrara, QEPD: “Mientras estemos vivos, tenemos tiempo”. Aprovecha estos tres días para empezar administrar tu tiempo con compasión e intención. Esa también es una forma de vivir más y mejor.
