La llegada de la temporada de lluvias ha dejado al descubierto, una vez más, la alarmante ineficiencia y deterioro de la red hidráulica en la zona metropolitana de Puebla.
Año tras año, los ciudadanos nos vemos obligados a enfrentar una serie de problemas que no solo afectan la calidad de vida, sino que también ponen en riesgo la seguridad y el bienestar de la población.
Los encharcamientos, la caída de árboles, la proliferación de baches y las inundaciones son solo algunos de los problemas recurrentes que evidencian una negligencia y falta de planificación por parte de las autoridades competentes.
Los encharcamientos porque inundan calles y avenidas que no solo dificultan el tránsito vehicular y peatonal, sino que también se convierten en focos de contaminación. Estos acumulamientos de agua no se deben únicamente a las fuertes lluvias, sino a una infraestructura hidráulica obsoleta e insuficiente para manejar el volumen de agua pluvial.
La caída de árboles es otro de los problemas que se agravan en esta temporada y que reflejan la falta de mantenimiento y revisión de las áreas verdes. Árboles enfermos o mal podados se convierten en peligros potenciales que pueden causar daños materiales y, como ocurrió el pasado viernes, pueden cobrar la vida de las personas.
La aparición de baches es ya un problema crónico que se intensifica con las lluvias. Las calles deterioradas no solo afectan la movilidad, sino que también representan un gasto adicional para los ciudadanos que deben reparar sus vehículos con mayor frecuencia.
Y que decir de las inundaciones que afectan a colonias enteras y que no solo es un reflejo de una falta de inversión en infraestructura, sino también de una deficiente gestión del territorio y de los recursos.
Es necesario y urgente que las autoridades tomen medidas contundentes para solucionar estos problemas. No es suficiente con respuestas temporales o paliativas. Se requiere una planificación a largo plazo, una inversión significativa en la modernización de la red hidráulica y un compromiso real con el mantenimiento de la infraestructura urbana.
Los ciudadanos merecen vivir en una ciudad que responda a sus necesidades y que garantice su seguridad y bienestar en todo momento.