Política

Lotería tapatía (Parte 40)

  • Doble P: Periodismo y Política
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  • Alan Ruíz Galicia

¡El Pachuco!

Su nombre completo es Francisco Javier Serna Jacob, pero todos lo llaman El Pachuco. Es muy conocido en la colonia Americana y en la zona de Chapultepec. Lleva casi medio siglo viviendo en la calle y ha pasado los últimos siete años en Guadalajara. Cumplió 68 años el pasado 18 de diciembre. Dice que está muy joven, “por eso todavía no me salen los dientes”, y sonríe para mostrar las pocas piezas dentales que se mantienen en resistencia.

“Trato de vivir cada minuto lo mejor posible: a mi edad ya empieza a doler la carrocería”, me confiesa. “Hay personas que dicen que, por mis años, es increíble que pueda bailar, pero gracias a Dios todo se puede. Aunque me he lastimado los pies y las rodillas, aquí sigo”.

Su gusto por el baile es una pasión familiar. “Soy un bailarín nato. Mi papá era de Veracruz. Él fue campeón nacional de danzón. Bailamos juntos y quedamos en segundo lugar cuando yo tenía 12 años. Bailo desde que tengo memoria: me tranquiliza, es lo que mejor hago y lo que más disfruto”.

Su vida no ha sido fácil, en sus propias palabras. “Desde pequeño he fumado marihuana y me tocó una vida muy dura. De seis hijos, fui el cuarto, y el único a quien mi papá le pegaba. Fui un niño maltratado por ser inquieto. Pero no cambiaría a mis padres por nada; así como fueron, yo los quise. Me educaron con respeto hacia las mujeres y los hijos; fue una educación fuerte, pero maravillosa, porque aprendías a valorar las cosas. Ahora los tiempos son diferentes”.

No siempre tiene ganas de bailar. “Pero como decía mi papá: ¿Quieres comer? Pues ándele, mijo, a bailar”. “Si traigo hambre, agarro mi bocina, pongo música y muestro mis mejores pasos. Así me gano la vida. Bendito Dios, siempre me ha socorrido; a veces bailo hasta ocho horas, pero ‘el de allá arriba’ me da lo que necesito”.

Vivir en la calle tampoco es fácil. En temporada de frío dedica una buena parte del día a buscar cartón para formar una casa temporal. Recomienda no olvidar poner parte del cartón también por debajo, como una cama, para no dormir a ras de piso, y recalca la importancia de conseguir una cobija gruesa para taparse. Señala que otro de los problemas importantes de su vida son los ladrones: le han robado bocinas, dinero y objetos personales. “A mí no me gusta tomar lo ajeno: me gusta trabajar, ser humilde y ayudar como me han ayudado a mí, porque el día que muramos no nos llevaremos nada”.

Mientras lo entrevisto, distintas personas lo saludan, e incluso un vecino cruza la calle para darle un abrazo. “La gente me quiere porque siempre ando con la música y riendo desde que me levanto. A veces uno trae problemas, y eso no lo saben los demás, pero no por eso vas a poner una cara triste. Me dicen que tengo un don, que contagio mi felicidad, que cuando paso hasta se les quita el coraje. Por eso mis deseos son que toda la gente sea feliz. Que rían, que disfruten con su familia, que no peleen, que hablen y se abracen”. Además, para esta Navidad apunta que “también hay que pensar en la gente que está en hospitales o en prisión, en situaciones difíciles, donde no pueden ser abrazados ni cenar. Todos somos humanos y tenemos corazón”.

El Pachuco rememora momentos felices en Guadalajara. Por ejemplo, “una vez estaba bailando salsa, y como diez niños de cinco años se pusieron atrás de mí, para seguir mis pasos. Me dio tanta felicidad que se me salieron las lágrimas”. O cuando “fui a bailar con una señora de 85 años. Ella pidió una cumbia, y yo empecé despacito, para cuidarla, pero ella se paró de golpe y me dijo: ‘No, mijo, o me bailas bien o me dejas’. Entonces hice mi mejor esfuerzo, y cuando terminamos, todos nos aplaudieron. Me arrodillé ante ella por bailar tan bien a esa edad”. También se acuerda que “en el Expiatorio hay personas que dan clases de danzón, pero apagaban la música cuando yo pasaba. Entonces yo bailaba por mi cuenta, con mi propia música. Con el tiempo, la gente les dijo que yo bailaba mejor. Incluso me nombraron “ícono del danzón”, me regalaron zapatos de charol y trajes, aunque desafortunadamente me los robaron, pero agradezco el gesto”. Y así podría seguir.


Israel López
Israel López


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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