La relación entre México y Estados Unidos se tensa cada vez más por decisiones soberanas del gobierno mexicano en energía, migración y seguridad que afectan los intereses estadunidenses.
El relevo en la Casa Blanca del republicano Donald Trump por el demócrata Joe Biden causó el fin del acuerdo que había entre Andrés Manuel López Obrador y Trump: tú me controlas a los migrantes, yo respeto tu petróleo.
Así, la obsecuencia hacia Donald Trump se transformó en antagonismo hacia Joe Biden, alimentado por la creencia de que los demócratas son intervencionistas y los republicanos respetuosos de la soberanía.
Antes de la llamada 4T, ningún gobierno mexicano había militarizado las fronteras ni prohibido a los migrantes viajar en autobús público sin permiso migratorio, en flagrante violación al artículo 11 de la Constitución que garantiza el libre tránsito a las personas que se encuentran en territorio nacional.
Este acomodo realista y pragmático de AMLO, distante del inicial principio humanista y de solidaridad con los migrantes, irónicamente le dio un tácito poder de negociación sobre Biden: abrir o cerrar la puerta a los migrantes y al narcotráfico a cambio de respetar la reforma constitucional de la soberanía energética.
Y el presidente de Estados Unidos bien lo sabe, aunque no se haga explícito. Biden, debilitado por el fracaso de puertas abiertas a los migrantes, las oleadas de haitianos y mayores fallecimientos por el fentanilo, está contra las cuerdas porque depende de México para ordenar su frontera sur, cuidar la salud pública y recuperar su popularidad.
En Washington, los expertos dicen que la estrategia de la administración Biden hacia López Obrador es evitar confrontaciones públicas para no entorpecer las negociaciones, pero sí presionar en privado al gobierno mexicano y emplear los instrumentos legales disponibles en el Tratado de Libre Comercio para defender las inversiones de las empresas estadunidenses.
Sin embargo, las fuertes declaraciones contra México vendrán del Congreso. Los congresistas, impulsados por cabilderos representantes de firmas afectadas, exigirán el cumplimiento de las garantías a los inversionistas en el sector energético por lo que se espera un alud de demandas contra nuestro país.
Otro motivo de preocupación del gobierno de Biden es el crecimiento territorial del crimen organizado en México hacia la frontera común, debido a que el gobierno es incapaz de controlarlo con la actual estrategia de “abrazos no balazos”.
Al respecto, mañana se reúnen funcionarios estadunidenses de alto nivel con sus homólogos mexicanos para tratar el tema de armas, extradiciones y el cambio de cooperación en seguridad.
No habrá avances sustantivos si no se construye la confianza mutua entre funcionarios y agentes de seguridad de ambos países.
Sin confianza mutua no habrá cooperación efectiva, lo que sólo beneficia a los delincuentes. Por ello, estamos obligados a entendernos por el bien de la seguridad de los ciudadanos en ambos lados de la frontera.
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@AGutierrezCanet