Política

Hace frío en la Alameda

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La contradictoria posición de México sobre Nicaragua, que tensó la relación entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el secretario Marcelo Ebrard, evidenció lo que ya ocurría desde el principio del gobierno: hay descoordinación entre la Alameda y el Zócalo en la toma de decisiones diplomáticas.

La responsabilidad del descalabro la tiene el secretario de Relaciones Exteriores por no pedir instrucciones a su jefe, el presidente de la República.

El artículo 89 constitucional establece que el primer mandatario tiene la facultad y la obligación (subrayamos obligación) de definir la política exterior, pero en la práctica a veces delega a su secretario de Relaciones Exteriores varias responsabilidades inherentes al cargo presidencial.

Es ampliamente conocido cierto desinterés de nuestro mandatario por lo que sucede más allá de las fronteras nacionales, pero no por ello excusable. López Obrador da prioridad a sus proyectos internos.

Recurrir al apotegma de que la mejor política exterior es la interior, aunque parcialmente cierta, es miope. Subestima la poderosa influencia externa en el presente y futuro de México.

Tampoco ayuda autolimitarse en una corta interpretación de los principios de política exterior (no intervención, autodeterminación) excluyendo adrede otro principio importante, el de la promoción y protección de los derechos humano, fundamental para otorgar a México, en estricto apego a la Constitución, la facultad legal y moral de condenar la violación a los derechos electorales por parte del represor Daniel Ortega. No se puede ejercer el principio de autodeterminación con los opositores en la cárcel.

El presidente necesita un buen asesor diplomático en Palacio Nacional. Quizá contribuiría a que exista un mayor conocimiento de las relaciones exteriores y una mejor coordinación con la SRE, bajo las directivas presidenciales.

Mientras, en la torre de la Alameda, despacha un político que utiliza su cargo para promoverse como candidato a la Presidencia, y relega las funciones diplomáticas que electoralmente no le sean redituables.

La cuenta extraoficial Jóvenes con Marcelo @todosconEBRARD, ostenta un tuit fijo desde junio de 2019 con la leyenda: “TenemosCanciller @m_ebrard” y desde entonces exalta la figura del aspirante a presidente.

En la SRE de Ebrard hay sólo tres embajadores de carrera en puestos directivos, mientras que abundan funcionarios inexpertos en diplomacia, afines al canciller, pero ocupados en la “grilla”. Por ejemplo, el director general para Europa es un arquitecto de profesión que entre las tareas que le encomendó su jefe incluye mantener la relación política con el gobierno de Morelos. En el peculiar mapa ebrardiano de la SRE, resulta que Cuernavaca se encuentra en algún lugar… de Europa.

El problema se agrava cuando tienes a un canciller ambicioso que no se controla y a un presidente que le deja la rienda suelta. En la Cumbre de la Celac en la Ciudad de México, López Obrador se abstuvo de moderar el debate y como consecuencia el presidente parecía estar de adorno, mientras que Ebrard era el principal protagonista entre los presidentes latinoamericanos.

Sin embargo, la mañana del lunes en la Alameda, Ebrard sintió un frente frío proveniente del Palacio Nacional. El presidente lo descalificó públicamente por no consultar el nivel de la representación de México en la toma de posesión del dictador Ortega, mientras que el canciller inauguraba la reunión de embajadores. Primero tragar sapos antes que renunciar.

Agustín Gutiérrez Canet

gutierrez.canet@milenio.com

@AGutierrezCanet

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Agustín Gutiérrez Canet
  • Agustín Gutiérrez Canet
  • gutierrez.canet@milenio.com
  • Periodista y Embajador de México en retiro. Licenciado en comunicación (U. Iberoamericana). Diplomático de carrera, representó a México como embajador en Rumania (2013-2016), en Finlandia, concurrente en Estonia (2008-2013) y en Irlanda (1995-1996). Fue cónsul general en Hong Kong y en Macao (1991-1995), ministro y jefe de cancillería en España (1989-1991), consejero en Italia (1985-1986) y representante alterno ante la FAO en Roma (1986-1987). En la Secretaría de Relaciones Exteriores fue director general de Comunicación Social (1982- 1985) y subdirector general de Prensa Extranjera (1980-1982). De 2003 a 2005 fue coordinador de Información Internacional en la Presidencia de la República y director del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana (1998-2002). / Escribe todos los jueves su columna Sin ataduras
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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