La semana pasada se estrenó en Estados Unidos un documental llamado Generation Startup. La obra es codirigida por Cynthia Wade, ganadora de un Oscar, y por Cheryl Houser. Las reseñas dicen que el film muestra las historias de seis emprendedores, quienes fueron grabados durante dos años en su intento por construir una empresa en Detroit.
No he visto la película, pero lo primero que pensé cuando supe que existía fue: “esos gringos ya son los emprendedores más exitosos del mundo y ni así se cansan de enaltecer esta actividad”.
Averiguando un poco más descubrí que no era una casualidad que las historias sucedieran en Detroit. Quienes las protagonizan son parte de un programa llamado Venture For America (VFA) cuya misión tiene tres pilares: reanimar ciudades y comunidades de Estados Unidos a través del emprendimiento; permitir a los mejores y más brillantes emprendedores crear nuevas oportunidades para ellos mismos y para otros; y restaurar la cultura del logro para incluir conceptos como creación de valor, riesgo y recompensa, y bien común.
“Es la mejor imagen del emprendimiento que he visto”, escribió sobre la película Andrew Yang, director y fundador de VFA, en la revista Entrepreneur.
A diferencia de la mayoría de las películas que basan su historia en un protagonista que hace las veces de héroe, Yang dice que la obra muestra una realidad más humana, en donde los emprendedores se tienen que levantar temprano todos los días y hacer millones de pequeñas cosas que nadie se da cuenta ni aprecia. En donde personas se pueden dedicar meses o años a una iniciativa que quizá nunca les dé resultados. En donde los emprendedores dependen de las relaciones y de sus equipos, más que de ellos mismos. En donde emprender es cero-sexy. En donde hay jornadas que parecen no tener fin. En donde se trabaja mucho más fuera de los reflectores que frente a ellos.
Destaco que la idea original de la película es de Houser, y que es producto de que su hijo Avery es emprendedor del VFA. Su deseo de crear el filme comenzó por el crecimiento que ella vio en él, y que le atribuyó en parte a la experiencia de comenzar una empresa. Houser fue también quien convenció a Wade de codirigir la película.
Otro dato que resalto es que la obra fue financiada primordialmente por la Fundación de Caridad de PwC, una de las firmas de auditoria y consultoría de negocios más grandes del mundo. Se sumaron también al esfuerzo UBS y la Davidson Foundation.
Y lo más importante para mí: Detroit es una ciudad que creció durante el siglo XX gracias al desarrollo de varios emprendedores de la industria automotriz, pero vive en una crisis desde que hace varias décadas porque las marcas locales se ven rebasadas por sus contrapartes internacionales.
La necesidad es la madre de la creatividad, y agregaría, del emprendimiento. Qué mejor que buscar la solución a la crisis de una ciudad como Detroit a través de los mismos valores que la hicieron crecer.
¿En qué ciudades podríamos echar a andar este tipo de programas?
*Fundador de VenturaMedia, firma que promueve la cultura emprendedora.
@adolfoconected
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