Incrementar el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) de 1.5 a 3.08 pesos por litro a bebidas saborizadas es un riesgo para la industria nacional, pues además de afectar la producción y el empleo, también no va con los objetivos de salud pública, de acuerdo con expertos y asociaciones de comerciantes.
Además consideran que es “erróneo”gravar las bebidas con edulcorantes bajos en calorías al mismo nivel que las que están endulzadas con azúcar, pues esto va en contra del espíritu de la iniciativa de disminuir el consumo de azúcares en la población, pues al ser parejo el impuesto, el precio de al consumidor de las bebidas edulcoradas será más alto que las endulzadas con azúcar, lo que las hará menos accesibles a la población.

Entre los principales impactos previstos se encuentran una caída en las ventas, pérdida de empleos, menores compras de insumos agrícolas nacionales y un golpe directo a las tienditas, donde hasta 40 por ciento de los ingresos proviene de la venta de bebidas azucaradas.
Impacto en bebidas con edulcorantes
La preocupación más fuerte recae sobre la inclusión de bebidas con edulcorantes no calóricos dentro del impuesto, ya que su precio podría superar al de las bebidas con azúcar, desincentivando el consumo de opciones bajas o sin calorías. La industria advierte que esto iría en sentido contrario a los objetivos de reducción calórica impulsados por la Secretaría de Salud.
Datos públicos apuntan que, pese al IEPS vigente desde 2014, los índices de obesidad y diabetes continúan al alza —el porcentaje de adultos con obesidad pasó de 32.4 a 39 por ciento y los casos de diabetes de 9.2 a 11 por ciento—, mientras el consumo de refrescos disminuyó.

Asimismo, la industria insiste en que los edulcorantes no calóricos son seguros y avalados por organismos internacionales como la OMS, la FDA y la COFEPRIS, por lo que piden su exclusión del impuesto.
El sector reiteró su disposición para colaborar con las autoridades en campañas de prevención, educación alimentaria y reformulación de productos, pero pidió un esquema fiscal equilibrado que no afecte la competitividad ni incentive un consumo mayor de azúcar entre los sectores de menores ingresos.
Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) remarcó que elevar el impuesto es una medida fallida e ineficaz (queda claro que en una década no logró su cometido), por ser un impuesto inelástico (se probó que no cambia los hábitos de consumo de la población) y ser un impuesto regresivo (golpea directamente a los sectores más vulnerables y mina aún más el poder adquisitivo de las familias mexicanas).
“Vivimos un momento de incertidumbre económica, con un índice de confianza del consumidor a la baja, y una inflación que no cede, con tres meses consecutivos al alza. En este contexto, aumentar impuestos es una medida profundamente inflacionaria que agravará la situación económica del país”, destacó.
Por otro lado, expertos apuntaron que, aunque reconocen la necesidad de recursos para atender los retos de salud, el gravamen concentra la carga fiscal en un solo sector, pese a que las bebidas saborizadas representan sólo 5 por ciento de la ingesta calórica total, pero aportan más de la mitad de la recaudación del IEPS aplicado a alimentos y bebidas.
AG