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John Branca el guardián del legado de Michael Jackson

FT MERCADOS

John Branca ha pasado casi medio siglo construyendo, defendiendo y reescribiendo el legado de Michael Jackson. Hoy, mientras prepara la biopic del Rey del Pop, nuevas acusaciones amenazan con desestabilizar su narrativa y su poder.

Estoy en primera línea”, dice John Branca. Su refugio es una villa color rosa salmón en Beverly Hills.

La luz del sol inunda la habitación, iluminando antigüedades venecianas y reliquias de Michael Jackson: un retrato de gran tamaño cuya mirada parece que te sigue; dos bocetos originales de Andy Warhol en turquesa y violeta; una chamarra de cuero que la estrella lució en una cena con Elizabeth Taylor. Está impecable hasta el punto de resultar inquietante.

Branca, de 74 años, es uno de los abogados más influyentes de la historia de la música, después de negociar contratos para los Rolling Stones, los Bee Gees, Aerosmith, Bob Dylan, Dr. Dre, los Eagles y el fundador de Motown Records, Berry Gordy.

En la actualidad, su bufete representa a Beyoncé. Pero sigue siendo conocido principalmente por ser el hombre de confianza de Michael Jackson, el hombre que ha dedicado casi 50 años a defender la reputación de un ícono cultural profundamente complejo.

Desde la muerte de Jackson en 2009, Branca ha sido coejecutor del patrimonio de Jackson junto con John McClain, amigo de la familia desde hace mucho tiempo.

Cuando se hicieron cargo, el patrimonio estaba en problemas, bajo la sombra de acusaciones de abuso sexual infantil y el estilo de vida cada vez más errático de la estrella.

Jackson murió con una deuda de más de 500 millones de dólares (mdd). Pero Branca ayudó a dar un cambio de rumbo al patrimonio, produciendo un documental y un exitoso musical de Broadway, entre otros negocios lucrativos que han generado más de 3 mil mdd en ganancias, más que cualquier otro patrimonio musical, incluyendo los de Elvis Presley y los Beatles.

Pocas personas han vivido tanto tiempo bajo la estela de la fama de Jackson. Jackson fue el padrino de la primera boda de Branca. Juntos, adquirieron el catálogo de los Beatles por 47.5 mdd en uno de los acuerdos más astutos de la historia de la música. Compraron el rancho Neverland; Jackson recompensó a Branca con autos Rolls-Royce. Branca describe a Jackson como un “niño grande” que “era muy incomprendido”, una frase que repite.

En persona, Branca tiene un aire de la vieja escuela. A veces se viste como un personaje de una película de la década de 1950, con chamarras de cuero.

Lo visito el 25 de junio, el decimosexto aniversario de la muerte de Jackson, y Branca sale constantemente para atender llamadas telefónicas que suenan preocupadas.

Casi todo gira en torno a “la película”, una biográfica que culmina un proyecto de varias décadas para restaurar la imagen pública de Jackson y que probablemente sea el estreno cinematográfico más importante de 2026.

El público podrá ver el primer avance de la película, titulado Michael, en los cines este noviembre, durante los preestrenos de la secuela de Wicked, antes de que inicie la película.

Branca quiere que esta película sea grande. Más grande que la biografía de Queen, la de Elvis o la de Bob Dylan. Espera que “las deje comiendo el polvo”.

Pero en este momento, eso dista de ser algo seguro. Sobre su escritorio hay hojas de términos con los inversionistas de la película, Lionsgate yUniversal Pictures , que ya invirtieron 155 mdd en el proyecto, según fuentes cercanas al acuerdo.

“Si estás en medio de la serie de campeonato de la NBA y, ya sabes, es un partido reñido, no estás sentado pensando: ‘Oh, estoy disfrutando mucho esto”, dice Branca, suspirando. “El negocio de la música es mucho más fácil que el del cine”.
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Michael Jackson gastaba

250 mil dólares en una sola tarde comprando antigüedades.

El desarrollo de la película está lejos de ser sencillo. En un primer guión se mostraba a Jordan Chandler, el primer chico en acusar a la estrella del pop de abuso en 1993, como un falso acusador para sacarle dinero, e incluía una descripción poco halagadora de la participación de sus padres, según personas que vieron el borrador.

Pero un acuerdo legal de 1994 restringe lo que se puede mostrar, dejando inutilizables escenas ya filmadas, aproximadamente un tercio de la película. Se ordenó filmar nuevas tomas, se reescribió el final y el estreno se retrasó dos veces.

Esa es la razón por la que Branca todavía está negociando con los estudios sobre el dinero. Según personas familiarizadas con el asunto, Universal consideró abandonar el proyecto como distribuidora internacional.

Así que los herederos están asumiendo el costo total de las nuevas grabaciones, que se realizaban en Los Ángeles durante mi visita. La nueva versión es “inspiradora”, abarca la infancia y los inicios de la carrera de Jackson, y deja los aspectos más controvertidos para una posible secuela, según personas familiarizadas con los planes.

Branca me dice que la película “para nada tiene una postura a la defensiva”. “No pretendemos declarar la inocencia de Michael. El objetivo es contar su historia.¿Cuál fue su trayectoria? ¿Quién era? Michael merece contar su propia historia, porque hay un montón de tipos desagradables contando la suya y no es verdad”.

En las paredes detrás de él hay titulares enmarcados que celebran acuerdos multimillonarios, recordatorios de lo estrechamente ligado que está el éxito de Branca al legado de Jackson.

Como era de esperar, cree que es el momento idóneo para la película biográfica. El mundo ya superó el movimiento #MeToo, dice Branca, y el tema es menos problemático fuera de Estados Unidos (EU).

“Aquí tenemos una cultura progre #MeToo”, dice Branca. Ignora los reportajes sobre el caos en la producción, restándoles importancia como algo rutinario. “Pasa en todas las películas”. Y entonces cambia de tema: “¿Alguien quiere comer?”.

El defensor del Rey del Pop

Branca se vio inmerso en el mundo de la fama desde muy pequeño. Su madre, bailarina y actriz, apareció en películas de Elvis Presley, y Branca, como la mayoría de los chicos estadunidenses de la década de 1950, idolatraba al Rey.

Pero su infancia fue inestable: sus padres se divorciaron cuando tenía cuatro años y pasó por diez escuelas en doce años. Su madre solía estar fuera por rodajes o giras, y regresaba para llevarlo a algún espectáculo de Broadway. “Fue duro, fue mucho”, dice encogiéndose de hombros.

Criado principalmente por su padre, entrenador en una preparatoria de Mount Vernon, Nueva York, Branca heredó dos pasiones: el béisbol y la música. Se gastaba su “domingo” en discos de 45 RPM todos los sábados, estudiaba las listas de éxitos de Billboard como si fueran sagradas y coleccionaba tarjetas de béisbol.

Su abuela, creyente en la astrología y los ovnis, no hacía más que fomentar su excentricidad. “Mi familia era un poco loca”, dice. “Por eso el mundo de la música me resultó tan natural”.

Luego de un periodo de rebeldía adolescente, Branca se estabilizó en la Facultad de Derecho de UCLA en la década de 1970. Después, consiguió un trabajo con David Braun, uno de los abogados musicales más importantes de la época, donde un día de 1979, Michael Jackson, de 21 años, entró en la oficina.

Branca tenía 29. Jackson acababa de lanzar Off the Wall y quería reinventarse más allá de los Jackson 5. “Se mantuvo con los lentes oscuros puestos durante toda la junta”, recuerda Branca. “Luego, a mitad de la reunión, se los bajó y preguntó: ‘¿Nos conocemos? ¿Nos hemos visto antes?’”. No se conocían. Al día siguiente, Jackson lo contrató. “Quería a alguien más cercano a su edad. Me cambió la vida por completo”.
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John Branca han generado

Más de 3 mil mdd en ganancias del patrimonio de Michael Jackson.

La primera tarea de Branca fue arreglar la máquina de pinball de Jackson. La segunda, despedir a su padre, Joe, quien durante mucho tiempo controló su carrera y era abusivo, llegando incluso a golpearlo. Poco después, Branca lo ayudó a navegar por el álbum más exitoso de la historia, Thriller, de 1982.

Mientras la carrera de Jackson ascendía vertiginosamente, Branca lo ayudó a forjarse una reputación como astuto hombre de negocios, además de un genio creativo.

El joven abogado negoció la compra que realizó Jackson del catálogo de los Beatles, arrebatándoselo a su amigo Paul McCartney; aseguró la propiedad de las grabaciones maestras de Jackson; e incluso salvó el video de Thriller de la destrucción cuando los líderes religiosos de los Testigos de Jehová, la cual profesaba, dijeron que era demoníaco.

Cuando le pido a Branca que describa a Jackson durante esos años, responde: “ambicioso”, “simpático”, “bromista”, “Virgo”, “un niño grande”. Pero también: “lleno de problemas”.

Había mantenido económicamente a su familia desde los 10 años. “No confiaba en nadie, pero sí confiaba en los niños, y la gente no entiende eso”. El afecto genuino de Branca –por sus amigos, la música, los artistas que ha representado– es evidente.

Pero esa ternura se mezcla con vanidad y actitud defensiva. Branca puede pasar, en cuestión de minutos, de elogiar a sus hijos a mostrarme recortes enmarcados de los momentos más destacados de su carrera. En una ocasión, me hace un comentario subido de tono sobre la masturbación, a mí, una periodista con la que está hablando de manera oficial por lo que queda en registro.

Una noche, mientras cenábamos su plato favorito –un pastel de pollo humeante con papas fritas finas y pan de ajo con queso– las contradicciones se hicieron patentes.

Branca es amable y generoso, con deseos de hablar de música y de su carrera. Sin embargo, también hace comentarios indiscretos sobre el rostro y la vida amorosa de Madonna. Al día siguiente, en su casa, el ambiente cambia cuando le pregunto sobre las acusaciones contra Jackson. El tono de Branca se endurece.

Ante todo, rechaza la idea de que Jackson pudiera haber sido culpable. Para él, las acusaciones no son más que chantajes.

Cuando habla de los denunciantes se refiere a ellos como “los extorsionadores”. Branca cree que la prensa tenía prejuicios contra Jackson por motivos raciales. “A Frank Sinatra le dicen el Presidente del Consejo. A Elvis, el Rey. A Bruce Springsteen, el Jefe. ¿Y a Michael? El del Guante. Michael me decía: ‘Branca, sabes que es por racismo’. Y tenía razón”.

Branca describe la administración que hace del patrimonio de Jackson como una lucha existencial de toda la vida. “Todavía no hemos perdido ni una sola demanda. No tienen ni idea de lo que hemos pasado. Pero hasta ahora hemos salido victoriosos”. Hace una pausa, con una leve sonrisa. “El aura de misterio (que rodea al patrimonio) reside en que no perdemos, no aceptamos acuerdos y no nos pueden intimidar”.

En lo alto de una anodina torre de oficinas, detrás de un estacionamiento cerrado en una zona más rasposa de Hollywood, se encuentra una bóveda con los trajes de escenario más valiosos y la ropa personal de Michael Jackson. Se toma un elevador, se recorre una serie de pasillos grises iluminados con luz fluorescente y, de repente, se entra en una cueva de maravillas.

Este lugar es la encarnación física de la custodia de Branca: el legado de Jackson reducido a estantes y cajas, meticulosamente inventariados y protegidos del mundo exterior. (Firmé un acuerdo de confidencialidad para no revelar la ubicación).

Todas las pertenencias de Jackson de Neverland –ropa, libros, muebles, coches, recuerdos acumulados a lo largo de su vida– están repartidas en almacenes secretos de Los Ángeles. Este es uno de los más pequeños.

John Branca, abogado y manager de la industria del entretenimiento
John Branca, abogado y manager de la industria del entretenimiento. WEB.
En pulcras cajas de color gris, apiladas del suelo al techo y etiquetadas con mayúsculas –BAD TOUR, ASSET NO. DESC– se encuentran las piezas que componen el mito de Jackson. En el interior hay sombreros fedora, cinturones con tachuelas, guantes incrustados con cristales de Swarovski y chamarras de corte militar.

En una caja reposa la chamarra de equipo deportivo de preparatoria de color rojo y amarillo de Thriller, con mangas de cuero color mostaza y una “M” extragrande en el pecho que le daban a Jackson el aire de un eterno adolescente. Cerca están las botas de Smooth Criminal, con agujeros ocultos en las suelas que se enganchan a clavijas que emergen del suelo: el truco de magia detrás de su inclinación que desafiaba la gravedad.

También está el conjunto completo de cuero de Bad, una chamarra y pantalones de motociclista negros repletos de hebillas, cremalleras y correas.

La archivista del patrimonio, que me guía por la bóveda, habla con la misma reverencia por Jackson que Branca. Recuerda las tardes en Neverland haciendo bromas, complaciendo el deseo de Jackson de conservar su espíritu infantil. “Era una persona muy especial”, dice con nostalgia.

Ese tipo de devoción no es inusual en el mundo de Jackson. Sus fans siempre han sido protectores, a menudo volviéndose combativos ante las críticas.

He impartido un curso sobre Michael Jackson cuatro o cinco veces”, me comentó Mark Anthony Neal, profesor de Estudios Africanos y Afroamericanos en la Universidad de Duke. “Cuando publico el programa del curso, los fans se enfurecen y rechazan cualquier cosa que consideren como una crítica”.

Aquí, el legado de Jackson es indiscutible y se conserva en perfecto orden; cada objeto está en su lugar. Pero Branca recuerda lo opuesto: el caos del día de 2009 en que murió Jackson.

Estaba sentado junto a la piscina enCabo San Lucas , de vacaciones con su familia, cuando se enteró. Branca y Jackson habían pasado por un periodo de distanciamiento y tenía poco tiempo que se habían reconciliado.

Ocho días antes, Branca se había reunido con Jackson en los ensayos de una gran gira de regreso y habían elaborado un plan de negocios. Recuerda que Jackson se veía débil y cansado, pero se abrazaron y la estrella le dijo: “Branca, regresaste”.

El albacea

Después de que un tribunal confirmó que Jackson dejó su fortuna a cargo de Branca y McClain, Branca descubrió que era coejecutor de una herencia en caída libre.

Me sorprendió un poco”, admite Branca. “Pero una parte de mí, un sexto sentido, lo sabía. Michael siempre confió en John, y sabía que sus mejores días los pasaba conmigo, ayudándolo en los negocios”. Como coejecutores, Branca y McClain reciben una comisión de 15 por ciento sobre los nuevos ingresos por entretenimiento generados para el patrimonio.

Este acuerdo no solo los convierte en custodios del legado de Jackson, sino en beneficiarios directos de su resurgimiento.

Jackson murió con grandes deudas. Parte de ellas eran por extravagancia: el mantenimiento de Neverland costaba una fortuna, y se sabía que Jackson gastaba 250 mil dólares en una sola tarde comprando antigüedades. “Había 300 mdd de deuda por el catálogo de los Beatles, 80 mdd por Mijac (el catálogo del mismo Jackson) con un interés de 16 por ciento, y entre 25 y 30 mdd por Neverland”, recuerda Branca.

Había acreedores por todas partes, algunos con reclamaciones legítimas, otros por unos cuantos cientos de dólares. Incluso uno de la Yakuza, la mafia japonesa”.

Cuando le pregunto a Branca si pudo sobrellevar el duelo durante esas primeras semanas o si el trabajo lo absorbió por completo, hace una pausa. Tiene los ojos llorosos. “A veces me dormía y oía la voz de Michael en mi cabeza, casi como si me hablara”, dice en voz baja. “Era extraño…pero sabía que estaba haciendo lo correcto”.

él dice

“Mi familia era un poco loca…

Por eso el mundo de la música me resultó tan natural”.

La deuda más urgente era con Fortress, un fondo de capital privado que prestó los 80 mdd utilizando como garantía en el catálogo editorial de Jackson a tasas exorbitantes.

“Habrían embargado en un instante”, dice Branca. Acudió a un banquero de inversión y elaboró ​​un plan. “Les dije: ‘Si no se hacen a un lado, les daremos sus números de teléfono personales a cada fan de Michael Jackson que tiene en el mundo. Si se atreven a embargar el catálogo, se arrepentirán toda la vida. Nosotros pagaremos los intereses, pero no lo embargaran’”.

En una reunión en Mr. Chow en Beverly Hills, los asesores presionaron a Branca para que vendiera activos y cubriera el déficit de 500 mdd. “Les dije que no venderíamos nada”, recuerda Branca. “Pensaron que estaba loco”.

En vez de eso, el cambio de rumbo comenzó con This Is It, un documental editado a partir de imágenes de los ensayos de la última gira de Jackson. Recaudó 260 mdd en todo el mundo. Le siguió un acuerdo récord de 250 mdd con Sony, luego espectáculos del Cirque du Soleil, un videojuego de baile, máquinas tragamonedas, el musical de Broadway e incluso una línea de material escolar.

“Nada de mal gusto”, insiste Branca. “Nunca hicimos nada que no fuera adecuado para la marca”. El año pasado, el patrimonio vendió la mitad del catálogo musical de Jackson a Sony en un acuerdo que valoró su repertorio en mil 200 mdd, el precio más alto jamás fijado para la obra de un músico.

Nunca antes se había hecho algo parecido a lo que Branca ayudó a lograr con el patrimonio de un artista fallecido, que en la mayoría de los casos termina diluyéndose en pagos de regalías rutinarios repartidos entre los familiares.

El resultado no solo fue una transformación financiera. Para el momento en el que Jackson falleció, la cultura que había moldeado durante décadas lo había dejado atrás. Branca logró aprovechar el éxito financiero del patrimonio para comenzar a reescribir el legado cultural de Jackson, al menos por un tiempo.

El resurgimiento de las acusaciones

En 2019, HBO estrenó Leaving Neverland, un documental con testimonios explícitos de dos hombres que alegan que Jackson abusó sexualmente de ellos cuando eran niños.

El resurgimiento de las acusaciones tuvo un impacto financiero negativo. Anteriormente, Nike y otras marcas habían emitido anuncios con canciones de Jackson, lo que le reportó millones al patrimonio. Desde entonces, no ha habido ningún anuncio en EU con su música.

Branca demandó a HBO por Leaving Neverland, lo que finalmente provocó su eliminación de la plataforma de streaming de la cadena. Branca incluyó su papel en la cancelación de la película en una lista de sus logros profesionales que me envió.

Según él, el patrimonio había considerado la posibilidad de realizar un documental que contestara lo que se decía en Leaving Neverland. En vez de eso, Branca optó por la película biográfica, convencido de que el público preferiría experimentar la historia de Jackson a que le dijeran qué pensar.

Una noche nos reunimos para cenar en E Baldi, en Beverly Hills, un discreto restaurante italiano que prefieren y frecuentan las figuras más influyentes de Hollywood. Branca es cliente habitual.

Dice que suele sentarse en la mesa del rincón delantero, a menos que esté Matt Damon o alguien de similar renombre. Sentados en la terraza, mientras degustamos linguini con almejas, Branca me cuenta que originalmente planeaba trabajar con otro director para la película biográfica de Michael Jackson.

Está recordándome su reputación –“a Branca no lo puedes intimidar”, y me cuenta cómo consiguió que Toni Braxton pudiera rescindir su contrato discográfico– cuando suena su teléfono. “¡Ay, Dios mío!”. Lo deja caer sobre la mesa. Vuelve a sonar. “¿Jordan? Estoy con una periodista. ¿Tenemos alguna noticia? No, acabo de recibir la aprobación del guión”.
él dice

“Michael merece contar su propia historia,

porque hay un montón de tipos desagradables contando la suya y no es verdad”.

Un momento después regresa, imperturbable. “La imagen es importante”, dice. “Para que la gente sepa que no se puede intimidar a los herederos de Jackson, no se puede intimidar a Branca”.

Branca está convencido de que la película biográfica tendrá el mismo éxito que el musical de Broadway que la familia produjo en 2021, el cual recaudó 290 mdd.

The New York Times, ya saben, el más progre de todos los progres…antes de publicar la reseña, el reportero dijo: ‘No puedo creer que no profundicen en las acusaciones. Esto es una afrenta’. Y (después) añadió: ‘Pero debo admitir que el público enloqueció. Hubo seis ovaciones de pie’”. En otras palabras, Branca dice que “siente que el mercado está creciendo. Cuando esta película se estrene, será un hito”.

La insistencia de Branca en la lealtad ya influyó en la película. “Después de Leaving Neverland, percibí cierta renuencia entre las primeras personas vinculadas al proyecto”, comenta. “Y a menos que entiendan que Michael es inocente, no podemos contar con ustedes”.

Según Branca, Taylor Hackford, quien originalmente iba a dirigir la película, quedó descartado. Poco después, Graham King, productor de Rapsodia Bohemia, se incorporó al proyecto.

Adam Fogelson, presidente de Lionsgate, me comentó: “Los motivos específicos de algunos de los cambios en el guión son inusuales. No cabe duda”. Sin embargo, rechazó la idea de que Branca o los herederos estén dirigiendo la película.

Nuestra participación fue significativa”, dijo Fogelson. “Si bien es cierto que los herederos están involucrados, creo que es equivocada la idea de que controlan creativamente el proyecto. No se concibió como un simple homenaje”.

Hasta hace poco, Branca parecía haber superado todas las dificultades relacionadas con el legado de Jackson. Universal reafirmó su compromiso con la película, con planes para una importante campaña de mercadotecnia en noviembre. Además, Branca y Lionsgate estaban interesados ​​en convertir el metraje sobrante en una secuela.

Pero justo antes de que esta historia entrara a impresión, surgieron nuevos problemas en varios frentes.

El primero de los problemas se derivó de los pagos por un valor de 16.5 mdd que el patrimonio de Jackson realizó a cinco denunciantes anónimos mediante un acuerdo extrajudicial en 2020.

Cuando Financial Times reveló dichos pagos en septiembre pasado, la noticia inicialmente inquietó a Universal y a los cineastas, aunque finalmente se calmó la situación. Sin embargo, durante el último año, Branca y el patrimonio continuaron negociando con los denunciantes en privado y dirimiendo las controversias en los tribunales.

A principios de enero, el patrimonio envió los pagos finales, que ascendían a un total de 2.5 mdd, a los cinco denunciantes, según cheques y correspondencia a los que tuvo acceso el diario. Posteriormente, el patrimonio presentó una solicitud para que la disputa se resolviera mediante arbitraje privado, nombrando por primera vez a uno de los acusadores como amigo de Jackson, a quien se le veía con frecuencia a su lado durante las giras y en Neverland.

Pero a pesar de los intentos de Branca por controlar el asunto, hace unas semanas los Cascio hicieron públicas sus acusaciones contra Jackson. En documentos judiciales presentados en octubre, cinco miembros de la familia alegan que Jackson los manipuló y abusó sexualmente de ellos durante varias décadas, desde su infancia.

Esta semana, tres de los hermanos alegaron en documentos judiciales que fueron “explotados” y presionados por el patrimonio para llegar al acuerdo de 2020. Una de ellas declaró que firmó “traumatizada y sin comprender completamente a qué estaba accediendo”.

Paris Jackson, hija de Michael y beneficiaria de la herencia, también se ha visto involucrada en el caso. Quien fuera una de las defensoras más acérrimas de su padre, recientemente describió el primer guión de la película biográfica como “una forma de complacer a un sector muy específico de los fans de mi papá que aún vive en la fantasía”.

Paris Jackson, hija de Michael y beneficiaria de la herencia, también se ha visto involucrada en el caso.
Paris Jackson, hija de Michael y beneficiaria de la herencia, también se ha visto involucrada en el caso. Reuters.
Hace aproximadamente un año, contactó a Marie Cascio, a quien conocía desde la infancia, según personas familiarizadas con el asunto. Paris también cuestionó la administración del patrimonio alegando “derroche, regalos costosos de seis cifras para sí mismos y sus colegas” en una reciente demanda.

El patrimonio rechazó esa descripción, afirmando que sus pagos se realizaron “con el mismo criterio empresarial que le ha generado más de 3 mil mdd”, según su abogado, Jonathan Steinsapir.

Los Cascio quieren demandar y poder contar su historia públicamente, según fuentes cercanas al caso. Alegan que el patrimonio los coaccionó para firmar un acuerdo secreto, disfrazado en 2020 de contrato de “derechos vitalicios”, para silenciar sus acusaciones de abuso; un acuerdo que, según argumentan, es nulo en virtud de la Ley de California, que prohíbe el uso de cláusulas de confidencialidad para ocultar presuntas agresiones sexuales.

El patrimonio declaró en documentos judiciales que, durante años, los miembros de la familia Cascio defendieron firmemente a Michael Jackson y negaron cualquier conducta inapropiada o irregular por su parte.

Presenta las acusaciones de los Cascio como un nuevo intento de extorsión, sosteniendo que, según su acuerdo, cualquier disputa debe resolverse mediante arbitraje privado. Los asuntos en disputa los examinó un tribunal el pasado 6 de noviembre.

Pero la presentación de estos documentos reabrió interrogantes que Branca había intentado acallar durante años y con millones de dólares.

En una entrevista anterior con el FT, Branca explicó su decisión de llegar a un acuerdo con los Cascio, diciendo: “Sobrevivimos a Leaving Neverland, pero no estoy seguro de que hubiéramos podido con esas acusaciones adicionales”. Sus abogados, recordó, le dijeron: “No tienes otra opción. Si estas personas se presentan y hacen estas acusaciones, entonces Michael se acabó, su legado se acabó, el negocio se acabó”.

La última vez que hablamos en septiembre por Zoom, Branca se veía relajado, frotándose los ojos mientras estaba sentado frente a unas cortinas carmesí tan imponentes como las de un teatro. Vestido con una camiseta y una cadena de oro, daba un sorbo de agua y comía algo mientras explicaba que estaba “muy ocupado”. El rodaje adicional de la película había terminado; ahora se estaba editando.

Cuando le pregunté sobre los comentarios de Paris Jackson acerca de la “fantasía” de la película, se negó a responder oficialmente.

Pero cuando la conversación giró en torno al propio Jackson –y a sus críticos– volvió a mostrarse enfático. “Es como si esta gente hiciera fila. No sé qué tienen contra Michael Jackson”, dijo.

Al despedirnos, recordé un fragmento del documental de 2003, Living with Michael Jackson.

En él, el periodista Martin Bashir concluía una serie de entrevistas a Jackson con una reflexión: “Neverland no era solamente un lugar cerca de Los Ángeles. Era el mundo de Michael Jackson, estuviera donde estuviera. Un lugar donde su enorme riqueza le permitía hacer lo que quería, cuando quería y como quería”. Me pregunté si Branca aún vive allí y si, tal vez, siempre lo hará.

JLR


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@The Financial Times Limited 2025. Todos los derechos reservados . La traducción de este texto es responsabilidad de Milenio Diario.

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