El Cirque Du Soleil (Circo del sol) está de regreso en México, para presentarse del 12 al 23 de noviembre en el Palacio de los Deportes con el espectáculo OVO (huevo en portugués), una historia inspirada por insectos y su diminuto universo.
Uno de los circos con mayor reconocimiento a nivel mundial le debe su mérito a los artistas y acróbatas que hacen maniobras de gran dificultad y que requieren de arduo entrenamiento para lograr la precisión necesaria. Pero hay un equipo técnico que también es fundamental para el éxito del show, el equipo de rigging acrobático y automatización.
Tecnología y automatización, el éxito detrás del Cirque Du Soleil
El mexicano Esteban Martínez es el jefe de Automatización en Cirque du Soleil, compañía en la que ha trabajado más de diez años y ha recorrido 28 países en cinco continentes. En entrevista con MILENIO, Esteban habló sobre el equipo que hace posible el show, así como las medidas que toman para hacerlo de manera segura.
“El montaje dura de 12 a 14 horas, dependiendo del lugar, la ciudad y los retos de la arena, también requerimos de dos horas de inspecciones para revisar con todos los protocolos de seguridad antes de que los artistas se puedan subir al escenario y para entrenar y validar los actos antes de la primera función”, explicó.
El espectáculo consta de dos actos, de aproximadamente 50 minutos cada uno, con un intermedio de 25 minutos, tiempo en el que tienen que cambiar los instrumentos necesarios para cada acto, el desmontaje lo deben de realizar en 4 horas.
“Es muy gratificante ver todo lo que podemos hacer como equipo técnico y como equipo en conjunto para un show. Toda la logística que implica mover a 100 personas, mover 20 camiones de equipo, la organización para hacer el montaje y desmontaje”, dijo con orgullo.
Afirma que su principal responsabilidad dentro del show es la seguridad de los acróbatas, pues el mínimo error puede ocasionar un accidente que incluso termine en funeral.
“Mi trabajo representa una línea muy delgada con los artistas, en mi departamento tenemos la tarea de operar actos aéreos donde literalmente volamos humanos, es una posición con gran responsabilidad, es mucha la precaución y seriedad con la que tenemos que tomar las acciones”, aseguró.
“Debemos tener mucha comunicación con los artistas, la relación que debemos tener con ellos es de mucha confianza, muy estrecha para que yo realmente entienda qué quieren hacer ellos, qué necesitan de mí y mantenerlos seguros”, describió.
El seguimiento de la estrecha comunicación entre técnicos y artistas para alcanzar la precisión que los caracteriza continúa con la programación del equipo según los ajustes o cambios que quieran hacer en el show que debutó en 2009 y se ha ido renovando en cada puesta en escena donde cada cambio lleva un estricto proceso.
“Depende de qué quieran hacer, modificar alguna altura, algún truco, intentar algo nuevo. Nos tomamos el tiempo de programarlo, primero lo intentamos sin ellos para ver cuáles son las reacciones de las cargas dinámicas y no llevarnos ninguna sorpresa en el momento de ejecución con ellos; se les enseña físicamente antes de que ellos se suban al aparato y se practica varias veces antes de integrarlo al show”, narró.
Lo grande o compleja que sea la modificación influirá en el tiempo que requiera integrarlo al show.
“Puede ser en una sesión de una hora o puede requerir entrenamientos cada semana por un periodo de tiempo, integrar todo un acto nuevo puede tardar de tres a seis semanas, porque a final de cuentas son artistas que necesitan también seguir entrenando en el gimnasio, tener su dieta regular, y también es un esfuerzo físico que ellos hacen”, comentó.
Esteban ha trabajado en todos los formatos de espectáculo que ofrece Cirque du Soleil, en carpas, teatros, arenas entre otros, por lo que conoce lo que implica adaptar OVO a cada nuevo espacio.
“Cada arena viene con su propio reto, cada ciudad viene con su propio reto también, a final de cuentas la ventaja de este trabajo es que nos podemos adaptar a muchas cosas, modificar ciertos protocolos en cuanto al montaje, el desmontaje o la logística para movernos, cada arena es distinta, por eso tenemos al equipo de producción que revisa todas las arenas por adelantado, para encontrar los retos”, indicó.
Así como la historia del espectáculo ha evolucionado, también la tecnología, pero para Esteban el factor humano sigue siendo crucial en la automatización.
“La tecnología no deja de sorprendernos, hay cosas que mejoran bastante y hacen hasta cierto punto nuestro trabajo más fácil, sin embargo, no podemos quitar esa relación de comunicación entre técnicos y artistas, porque al final de cuentas es lo que realmente genera el show, esta relación entre nosotros, exponer cuáles son los pros y contras del lado técnico para lograr llevar a cabo la visión de la directora artística”, declaró.
¿De qué trata OVO?
OVO presenta el mundo de los insectos con énfasis en el movimiento constante y el color, para la escritora, directora y coreógrafa Deborak Caulker “los movimientos de los insectos se transmiten en emoción”.
“La base del show es similar a la historia original, pero el contenido del show visualmente, acrobaticamente y artísticamente es distinto,lo rehicieron el show. Cambiaron muchas cosas técnicas, todo el equipo de sonido y de luces es nuevo. El escenario se rediseñó, los vestuarios también; se integraron nuevos actos y algunos incluyen automatización, van a ver que literalmente algunas partes del espectáculo se moverán durante el show”, detalló Esteban.
Personajes como una enérgica mariquita, una mosca viajera y un excéntrico portador de caparazón se podrán ver en los doce números del show que contarán con peligrosas acrobacias y coloridos vestuarios que evocan a ese mundo diminuto.
“Habla de amistad, unidad y amor, ese es el mensaje que OVO le deja al público. El show es para todos, si tienes 3 años o 95 lo puedes ver, es muy entendible, muy visual, no hay como tal diálogos porque son insectos; la música en vivo tiene un estilo brasileño”, elogió la puesta en escena.
Claves
- Escenografía. La estructura acrobática está situada a 14 metros del suelo y pesa más de una tonelada.
- Vestuario. Trajes como los de los grillos requirieron 75 horas de trabajo cada uno para lograr la flexibilidad y detalles.
- Música. Se incluyeron sonidos reales de insectos en el teclado de la banda compuesta por siete músicos.