I
En el Auditorio Nacional he presenciado más de cien óperas “en vivo” desde el Met de Nueva York. De pronto, el Ensamble de Bellas Artes me recuerda con la Gala Salieri - Mozart que la música “presencial” es una experiencia de otro nivel.
Al final de la función dan ganas de abrazar tanto a las y los cantantes como al director musical Christian Gohmer y al director de escena Antonio Salinas.

Atraído por los nombres de Mozart y Salieri, el domingo pasado llegué al Laboratorio de Creación del Jardín Escénico de Chapultepec en plan muy exigente, y el Ensamble de Bellas Artes me puso rápido un estate quieto con su profesionalismo y talento.
Para quienes aún no conocen el Jardín Escénico, deben saber que se ubica, precisamente, a un costado del Auditorio Nacional, en el terreno que antes fue un estacionamiento arbolado.
La Gala Salieri – Mozart también se presentó con éxito en el Claustro de Sor Juana y es probable que en un futuro cercano se vuelva a programar en otros recintos. Dos funciones son muy pocas para tanto esfuerzo.
En 2025 se cumplen 300 años del nacimiento de Antonio Salieri y estas presentaciones en la Ciudad de México son una forma de no pasar por alto tal aniversario.
II
El mito de que Salieri odiaba a Mozart por ser un genio tiene orígenes insondables, pero tomó fuerza en 1830 con el drama en verso Mozart y Salieri, de Aleksandr Pushkin, y luego con la ópera homónima en un acto de Rimski-Kórsakov, de 1898, basada en ese texto.
En tiempos recientes la película Amadeus (1984), de Milos Forman, reavivó tal leyenda. En 1975 el célebre realizador de origen checo ya había obtenido los premios Oscar a Mejor película y Mejor dirección por la cinta Atrapado sin salida y repitió tal logro con el “libelo” en contra de Salieri.
Amadeus ganó en total ocho óscares, incluyendo Mejor guion adaptado, que cayó en manos de Peter Shaffer. Él mismo había escrito la obra que, en 1979, se estrenó en el Royal National Theatre de Londres.
En 2017, el Lunario del Auditorio Nacional programó Amadeus dentro del ciclo National Theatre de Londres presenta: NT Live. En esa puesta en escena, Lucian Msamati interpretó a Antonio Salieri sin importar su origen africano. Al respecto, él mismo dijo con buen humor en entrevista previa: “Si alguien del público no cree que un actor de color chocolate puede interpretar a Salieri, es su problema, no mío”. Msamati había ganado mucha fama como Salladhor Saan en la serie Game of Thrones.
III
La Gala Salieri – Mozart del Ensamble de Bellas Artes inicia con fragmentos de las óperas Il pastor fido (El pastor fiel) y Prima la musica e poi le parole (Primero la música y luego las palabras), que contradicen por completo la frase que Peter Shaffer puso en boca de Salieri tanto en su obra de teatro como en el guion de la película de Milos Forman: “soy el santo patrono de los mediocres”.
La atractiva musicalidad que envuelve los chispeantes diálogos de una pareja en pleito amoroso, en el primer caso, y de un compositor con su libretista en el otro, muestran a un Antonio Salieri de gran capacidad creadora. Cabe destacar que en Il pastor fido contó con la colaboración del argumentista Lorenzo Da Ponte (que luego trabajó con Mozart) y de Giovanni Battista Casti en Prima la música e poi le parole.
Una vez puesta en alto la figura de Salieri, la gala alcanza otra dimensión con los trozos que corresponden a las famosas óperas de Mozart: La flauta mágica, Don Giovanni, Cosi Fan Tutte y Las bodas de Fígaro.
Esas cuatro óperas se han presentado en el Auditorio Nacional como parte de las transmisiones “en vivo” desde el Met de Nueva York, destacando un par de versiones (larga y corta) de La flauta mágica, con producción de Julie Taymor (directora de la Frida hollywoodense de Salma Hayek y del musical de Broadway The Lion King).
Tanto en Don Giovanni como en Las bodas de Fígaro y Cosi Fan Tutte (Así son todas) se combinan el humor y los conflictos amorosos. Se le conoce como “la trilogía Da Ponte” porque en esas óperas él trabajó como libretista.
Para quienes no aguantan tres o cuatro horas en una función de ópera, la Gala Salieri – Mozart es ideal porque condensa las virtudes de sus creadores y ejecutantes. El divertimento está garantizado.
IV
Al finalizar la gala en Chapultepec, le pregunté al pianista Eric Fernández si notaba en las partituras un abismo entre la creatividad de Mozart y Salieri. Comentó que no podía emitir un juicio definitivo porque no conocía las orquestaciones de las obras de Salieri, sólo las reducciones para el teclado.
¿Y qué percibe en las reducciones?, insistí. Entonces dijo que en Mozart era notoria una mayor versatilidad en cuanto a recursos armónicos.
Le pedí su opinión acerca del supuesto odio que sentía Antonio Salieri contra Wolfang Amadeus Mozart. Señaló que hay otras versiones que muestran a Salieri como un maestro generoso con personajes como Liszt y Beethoven, además de ayudar desinteresadamente a muchos otros músicos.
Aprovechando el momento, quise saber cómo percibe el apoyo del actual gobierno para la música clásica. Eric Fernández, quien estudió composición en la antigua Escuela Nacional de Música y es miembro del Ensamble de Bellas Artes desde hace tres lustros, respondió que, independientemente de quién esté en el poder, cada año hay menos presupuesto en el área, “llegue quien llegue”.
AQ