Cultura

“El realismo mágico guarda relación con el pasado colonial”: Jan Carson

Entrevista

Para la autora de ‘Los incendiarios’, ganadora del Premio de la Literatura Europea 2019, en su país, Irlanda del Norte, las mujeres viven un momento afortunado como escritoras y artistas, con grandes redes solidarias entre ellas.

La irlandesa Jan Carson (Ballymena, 1980) descubrió que el realismo mágico, al que adscribe su obra con novelas como Los incendiarios (The Fire Starters, 2019), se dio en países “con pasado colonial”.

“Mientras aprendía más sobre el realismo mágico, me di cuenta que guarda una relación con lugares que tienen un pasado colonial”, sostiene en entrevista con Laberinto la ganadora del Premio de Literatura de la Unión Europea 2019, creado hace ya una década para reconocer el trabajo de escritores emergentes.

En la 39 Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Carson cerró el Festival de las Letras Europeas en la mesa “Territorio de afectos, silencios y encuentros”, en la que también participaron la italiana Donatella Di Pietrantonio y la finlandesa Sofia Chanfreau y este sábado presentará su más reciente libro, Quickly, While They Still Have Horses, aún sin traducción, en la sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, junto con Andrea Rivas, en colaboración de la embajada de Irlanda en México.

¿Qué piensa de su primer viaje a México?

Estoy muy emocionada por la experiencia y la cultura, en especial por conocer a otros autores. Irlanda es un gran lugar para ser escritora, pero a veces podemos ser un poco incestuosos y solo hablamos con nosotros mismos todo el tiempo. Así que siempre es muy refrescante escuchar lo que la gente escribe en otros países y lo que les interesa, especialmente por soy una escritora realista mágica.

Háblenos de los libros que viene a presentar.

Solo tengo una traducción al español hasta ahora, Los incendiarios (Hoja de Lata, 2020). The Raptures es mi última novela, pero lo que haré es leer cuentos de mi más reciente libro, Quicklyn While They Still Have Horses (2025), que incluye 16 relatos; salió este año en Estados Unidos y en Reino Unido. También leeré fragmentos de Few and Far Between, que saldrá en abril próximo en Reino Unido, acerca de la familia, la memoria, la masculinidad tóxica y la feminidad moderna.

Usted se define a sí misma como escritora de “realismo mágico”, ¿Cómo llegó a él?

Puedo hablar más de una hora al respecto, pero trataré de resumir. Primero, porque vengo de un contexto protestante evangélico fundamentalista, mi padre era pastor presbiteriano. Así que de niña no tenía mucho arte en casa, solo había una Biblia. Pienso que la Biblia es un libro de corte realista mágico, porque está basado en cosas muy extrañas que ocurren en el mundo real. Así que cuando empecé a escribir mis historias lo hice en ese espacio en el que cosas sobrenaturales y extrañas sucedían en el mundo real, influida por la narrativa bíblica.

¿Se acercó a escritores latinoamericanos? El realismo mágico se atribuye a América Latina.

Fue solo cuando empecé a leer más que me di cuenta que el realismo mágico era un género. Algunos de mis escritores favoritos eran gente como Gabriel García Márquez. Simplemente me encantó la imaginación y también el modo en que mucho del realismo mágico de ese lado del mundo es bastante político y a partir de él se busca entender la cultura, la historia, la política del lugar. Y mientras aprendía más sobre el realismo mágico, me di cuenta que guarda relación con lugares que tienen un pasado colonial. Mucho del buen realismo mágico viene de Latinoamérica, África e India.

¿Cómo lo relaciona con Irlanda del Norte?

Irlanda tiene una fuerte historia colonial, pero la mayoría de la literatura que ha salido de Irlanda en los últimos cincuenta años sigue siendo muy realista. Así que me di cuenta de que había un espacio allí. Tenemos una historia increíble de mitología y narración oral y supernatural, de aspectos religiosos que no están reflejados en nuestra literatura. Y quise escribir en ese ámbito. Algunas de mis historias de realismo mágico juegan con esas ideas celtas del banshee, el fantasma, cosas muy peculiares de nuestra cultura, y mucho de eso reflexiona sobre la política y la cultura de Irlanda del Norte.

Es curioso. Hoy, muchos jóvenes escritores latinoamericanos rechazan el realismo mágico, consideran que escritores como García Márquez escribieron cuentos de hadas, mientras la historia en América, con dictadores y regímenes autoritarios y el colonialismo de EEUU era brutal.

Honestamente, soy una escritora de realismo mágico por accidente, porque eso se inició con la Biblia y el deseo de escribir historias sobre milagros y cosas supernaturales contadas por parábolas, solo me coloqué esa etiqueta (la de escritora del realismo mágico) ya más adelante.

¿Qué significa ser una escritora en Belfast, en Irlanda del Norte, en este momento?

Este es el mejor momento. Probablemente la mayoría de nuestros prolíficos autores hoy son mujeres. Y eso es algo maravilloso, porque no es solo un momento, es una comunidad real. Acabo de hablar en línea con otras dos escritoras de Irlanda del Norte, somos nuestra propia red de apoyo, nos animamos mutuamente, compartimos ideas entre nosotras. Como mujeres es algo maravilloso, porque no hay la misma competitividad que entre hombres, es una comunidad virtual de apoyo.

Me doy cuenta, como mujer, de lo afortunada que soy de estar escribiendo en el 2025; si volviera a los 80 o 90, todo estaría realmente dominado por los hombres. Estoy muy agradecida con Deirdre Madden y Medbh McGuckian y un montón de mujeres que lucharon muy, muy duro para tener voces femeninas escuchadas y celebradas y crear este espacio para nosotras. También hay una red increíble, muy fuerte, de académicos, críticos y periodistas literarios, que están impulsando a estas voces femeninas en la literatura y organizan festivales de libros. Así que hay todos estos espacios para que las voces femeninas sean escuchadas y amplificadas, que probablemente no existían hace 20 o 30 años atrás.

Justo en las últimas décadas han sido traducidas al español y han llegado a México muchas escritoras de Irlanda y de Irlanda de Norte: Claire Keegan, Sally Rooney, Emma Donoghue, Anna Burns, pero no solo en libros, también en adaptaciones al cine. ¿Qué fue lo que pasó allá?

Sucedieron un par de cosas. Ese tipo de amplificación de las voces femeninas va en paralelo con lo que sucedió políticamente con las voces femeninas en Irlanda. Si vas 30 años atrás, Irlanda era una de las naciones más conservadoras y católicas del mundo; en los últimos 15 o 20 años se legisló sobre el aborto, se reformaron las leyes de divorcio, hubo muchas leyes que han permitido a las mujeres tener mucha más libertad. Pero también hubo un movimiento dentro de las artes para abordar la igualdad en términos de representación masculina y femenina. Hubo un par de antologías de relatos de escritoras de Irlanda del Norte muy influyentes llamadas The Long Gaze Back y The Glass Shore (editadas por Sinéad Gleeson en 2015 y 2016). Fue una colección de cuentos de autoras vivas y muertas, que quizás no habían sido valoradas en su tiempo como se debería haber hecho.

Y lo mismo ocurrió en el teatro, hubo un movimiento sobre el teatro irlandés, en términos de que se expuso cuántas obras estaban escritas por mujeres, dirigidas por mujeres, actuadas por mujeres. Y eso fue publicado en los periódicos y avergonzó a los grandes teatros. Irlanda no es perfecto, hay un largo camino, pero cuando viajo a otros países, cuando acudo a festivales, estoy muy agradecida por lo lejos que hemos llegado, porque hoy hay muchas escritoras a quienes se trata con igualdad con respecto a los hombres.

¿Por qué en sus obras, en Los incendiarios, por ejemplo, hay tanto enojo, tanta furia en sus personajes? ¿Es un reflejo de la historia reciente de Irlanda del Norte?

Se ha escrito mucho sobre el pasado político de Irlanda del Norte y la mayoría de las grandes novelas y películas abordan lo más álgido del conflicto en los 70 y 80. Y cuando viajo, a menudo encuentro que la gente piensa que el conflicto no ha terminado y que Irlanda del Norte sigue siendo el lugar que estaba en los 80 o que todo está perfecto allí, que después del tratado de paz de 1998 se convirtió en una utopía. Ninguna de estas concepciones es particularmente correcta, todavía hay muchos problemas, con las leyes y con la herencia del trauma y la violencia en Irlanda del Norte, así que en el caso de The Fire Starters quise escribir un libro que estuviera basado en lo contemporáneo.

Y el trauma, los problemas de salud, el desempleo, la violencia se manifiestan principalmente en los hombres. Por eso el libro sigue particularmente a dos hombres: uno que se vio involucrado en el conflicto y otro que es producto de una generación después. Ambos están furiosos. Hice mucho trabajo comunitario en Irlanda del Norte, y ahí encuentras que un montón de hombres nunca han procesado lo que ha pasado y la violencia está ahí, justo debajo de la superficie, no saben cómo manejarlo, así que a menudo lo hacen con violencia y cosas así. Sí, creo que The Fire Starters sí es un libro sobre la furia, pero está justificado porque eso es lo que ves en esas comunidades masculinas.

¿Cómo fue su proceso creativo en Los incendiarios? ¿Cómo creó esa mitología propia entre sus capítulos, con historias fantásticas, en un contexto de violencia en el resto de la novela?

Mi proceso creativo es un poco como escribir parábolas, de vuelta a la infancia. Así que a menudo comienzo con un concepto que quiero explorar, separar; es un poco diferente a como hacen otros novelistas, que empiezan con un personaje o una situación. En The Fire Starters uno de los grandes conceptos fue el poder del lenguaje, cómo puede ser usado para ser destructivo, así como para ser curativo. Y eso fue algo que realmente viví en mi infancia, en la política, los políticos siempre nos hacían sentir asustados de la gente al otro lado del puente; pero también lo había visto en el contexto de la Iglesia, donde el lenguaje podía ser usado en el púlpito para asustar a la gente, para enojarla y volverla insegura. Y cuando empiezas con eso, piensas que es una buena metáfora para explorarla.

¿De ahí los personajes sobrenaturales o mitológicos, como la sirena?

A veces trabajo con lo supernatural, así que empiezo a pensar en todas mis leyendas y criaturas mitológicas, así pude llegar rápidamente al personaje de la sirena de The Fire Starters. Me parecía obvio, porque en la sirena su canto, su lenguaje, podía ser usado de forma destructiva. El otro aspecto son los niños, los niños que tienen poderes mágicos, los niños desafortunados. Quise que hubiera algo ahí que pudiera hablar de lo que surgió en Irlanda del Norte después del acuerdo de paz de 1998. Hay mucho potencial en el lugar de donde vengo. Es un país maravilloso, con gente increíble, una industria, arte y creatividad increíbles. Hay mucho potencial, pero también es muy vulnerable. Y los niños son ambas cosas al mismo tiempo. Tienen mucho potencial, dones supernaturales increíbles, pero también pueden ser destruidos muy fácilmente. Así es mi proceso creativo: hay algo que quiero decir y una metáfora con la que decirlo.

Igual que Los incendiarios, los niños están muy presentes en todas sus novelas The Raptures o en sus cuentos, “Children's Children” y “Quickly, While They Still Have Horses...”. ¿Por qué? ¿Qué representan para usted? Son casi seres mitológicos en sus libros.

Muchos académicos me han dicho eso. Los niños siempre representan a Irlanda en mi obra, porque en ellos se mezclan el potencial y la vulnerabilidad al mismo tiempo. Así que, de donde vengo, un niño representa todo lo que me frustra y todo lo que me encanta. Ahora mismo estoy trabajando en una película a propósito de La Cruzada de los niños. Ellos fueron enviados a esa aventura para que los adultos no tuvieran que hacerlo. Y eso resuena, hay mucho de eso, en la historia de Irlanda. Nuestros niños son parte del legado de un conflicto en el que no tuvieron ninguna culpa.

¿Cómo decide qué personaje da para una novela y cuál para un cuento, o las pequeñas historias en Los incendiarios intercaladas en los capítulos de la trama central?

Quienes no son escritores de ficción siempre preguntan eso. Nunca me pregunto por qué hago lo que hago. Una idea viene y sabes inmediatamente si solo hay suficiente para 200 palabras o para cinco mil o si quiero pasar dos años de mi vida en una novela. Instintivamente sabes cuál es el vehículo correcto. A veces ocurre que traduzco cosas, escribo mucho para radio, para la BBC, y no puedo escribir una narración de radio sin escribir antes la historia corta para después adaptarla; hice lo mismo en una película.

¿Y cómo encuentra a sus personajes fantásticos, mágicos, y cómo a los realistas?

Una de las cosas que más me gustan sobre el realismo mágico es que tienes que ser un buen escritor realista antes de añadir las cosas mágicas. Me enfoco más a la credibilidad de un personaje: que el lector pueda imaginar y creer, que el diálogo se sienta creíble, todo eso. Hay un cierto nivel de magia en eso porque traes a la vida a alguien que no existe en la vida real. No es gran cosa que puedan volar o imaginar el futuro. Si puedo convencerte de creer en una persona que no es real, ya he hecho un cierto acto de resurrección. Lo más importante para un personaje es lo que llamo el cuero emocional. No importa cómo vestir un personaje, si es hombre o mujer, si es viejo o joven, dónde vive, qué hace para un trabajo. El cuero emocional es cómo se sienten, cómo ven el mundo, a qué tienen miedo, qué quieren. Esa es la parte más interesante. Los personajes que pueden volar y ver el futuro todavía necesitan ese cuero emocional auténtico. Esa es la parte difícil de crear personajes.

¿Cuándo empieza la literatura para usted?

Para mí, personalmente, siempre hay un momento que es como una epifanía, siento que veo a Dios o que he sido golpeada por un rayo. Algo así como: “¡Dios mío! ¡Es una brillante idea!” En el inicio de Los incendiarios fue lenguaje. Hay dos frases cerca del comienzo: “Esto es Belfast. Esto no es Belfast”. Recuerdo caminar por la calle en Belfast, y eso me golpeó. El cruce de la novela está ahí. Este es un espacio en el que la historia es tan complicada y tan dividida que nunca puede ser en sí misma. Siempre está cambiando en algo diferente. Siempre hay un momento como ese en el que me emociona esa idea. El resto se siente como ingeniería estructural: ¿Cuál es la narrativa? ¿Dónde está la tensión? ¿Quiénes son los personajes? Eso es trabajo duro.

AQ / MCB

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José Juan de Ávila
  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.
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