La actividad científica en el mundo ha sido intensa este año. Todas las áreas del conocimiento hicieron grandes anuncios y aunque no podemos dar cuenta de todos si mencionamos algunos de los que estuvieron en boca de todos.
El James Web Space Telescope (JWST) publicó este año en la revista Astrophysical Journal Letters la observación del agujero negro más antiguo que se conoce. La luz de este objeto ha viajado 13.3 mil millones de años para llegar hasta nosotros.
El objeto se encuentra en el núcleo de la galaxia CAPERS-LRD-z9 en donde LRD son las siglas de Little Red Dot (pequeño punto rojo). Se trata de uno de los pequeños puntos rojos que intrigaron a JWST desde el comienzo de las observaciones. El objeto observado tiene una masa del orden de 300 millones de veces la masa de nuestro Sol y la Galaxia donde se encuentra es una de las primeras en formarse. Habían pasado solo 500 millones de años desde el Big Bang cuando apareció este conglomerado de estrellas y el agujero negro en su núcleo.
Este año también se reportó que en la atmósfera del exoplaneta K2-18 b, situado a unos 124 años luz de nosotros, se detectaron huellas químicas de sulfuro de dimetilo (DMS) y disulfuro de dimetilo (DMDS). Estos compuestos son producidos casi exclusivamente por organismos vivos, como el fitoplancton marino y es por eso que se lo busca como “biofirma” en los estudios orientados a la exploración de vida extraterrestre.
El posible hallazgo con el telescopio espacial James Webb, ha sido descrito por los científicos como “la evidencia más sólida hasta ahora” de eventual actividad biológica fuera del Sistema Solar.
Si la observación se confirma, entonces la hipótesis de que K2-18 b podría ser un mundo cubierto por un océano y con atmósfera rica en hidrógeno será más sólida. El planeta sería entonces un medio potencialmente favorable para la vida microbiana. El planeta K2-18 b orbita a una estrella enana roja que se encuentra en la constelación de Leo, tiene un radio 2.6 veces mayor al de la Tierra y una masa que es casi 9 veces superior.
El experimento ALICE del Gran Colisionador de Hadrones en el que participa nuestro país desde hace muchos años observó la transmutación de plomo en oro y eso generó gran inquietud y entusiasmo alrededor del mundo.
En el Gran Colisionador de Hadrones del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN) se producen colisiones de núcleos de plomo a altísima energía. No todas son “choques frontales”: en muchas interacciones los núcleos solo se rozan lo que crea campos electromagnéticos sumamente intensos. Estos campos pueden inducir un fenómeno llamado disociación electromagnética, mediante el cual fotones de uno de los iones interactúan con el núcleo del otro plomo y provocan la expulsión de nucleones (protones y neutrones). Para formar oro, que tiene 79 protones, a partir del plomo que está formado con 82 protones, basta que se eliminen tres protones y eso ocurrió en múltiples ocasiones.
El equipo de ALICE encontró eventos en los que se expulsaban 0, 1, 2 o 3 protones, combinados con al menos un neutrón, lo que permitió identificar la producción de plomo, talio, mercurio y oro.
Este año en México se creó la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (SECIHTI) que sustituyó, el 1 de enero de 2025, al Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT) que había sido creado el 29 de octubre de 1970.
Los proyectos estratégicos para esta nueva secretaría se inscriben más bien en el desarrollo tecnológico como Olinia (auto eléctrico), el fortalecimiento de la cadena de valor del litio y Kutsari (semiconductores). Parece ser que no hay nada específico sobre desarrollo científico en su programa prioritario.
La Presidenta había señalado, con el número 33 de los 100 compromisos que hizo al inicio de su mandato, que México sería una potencia científica, sin embargo, el presupuesto para ciencia y tecnología parece haber bajado de manera considerable. No hay información clara sobre lo asignado, pero muchos consideran que es el más bajo desde el año 2008. Lo destinado a desarrollo científico y tecnológico ahora no llega al 0.16% del producto interno bruto. Un porcentaje tan bajo que hace pensar en la inminente desaparición de las actividades científicas.
La situación en los centros e instituciones de investigación es desalentadora. La comunidad científica se ha sumido en la apatía ante las peores expectativas de un futuro en ciencia para nuestro país.
El análisis del ADN mitocondrial de mamuts encontrados durante la construcción del aeropuerto internacional Felipe Ángeles, así como de muestras extraídas de las excavaciones realizadas entre 2016 y 2019 en un sitio cerca de Tultepec municipio del Estado de México fueron publicados en la revista Science. Los resultados revelaron un linaje diferente de los mamuts encontrados en el norte del continente. Las mediciones de datación de los restos fósiles apuntan a una antigüedad de entre 40 mil y 12,700 años. El sitio es ya reconocido mundialmente por su carácter paleontológico en el que se han descubierto restos de mamuts y trampas construidas por humanos para cazarlos.
AQ / MCB
