Hace unos días la compañía Contempodanza anunció su agenda de trabajo para 2020. Esta compañía dirigida por Cecilia Lugo tendrá un año con mucha danza a pesar de lo que la coreógrafa definió como “tiempos difíciles de teatros vacíos”.
Los sábados y domingos del 1 al 23 de febrero se presentarán con la obra Mutare en el foro Un Teatro. Inspirada en el Libro de las mutaciones, el I Ching, la propuesta coreográfica explora tres hexagramas del texto oracular chino a partir de los cuales se realizaron fragmentos coreográficos. A pesar de la antigüedad del texto, creado en el año 1200 a. C, la compañía lo considera absolutamente vigente, pues lo ubica frente a situaciones que ponderan el consejo ético que privilegia la integridad física, espiritual y emocional de quienes lo consultan. Existe ahí un respeto por la vida y el ser humano, por lo que la compañía considera que sus líneas son “muy pertinentes frente al caos que se vive en el entorno social actual”.
Posteriormente, la compañía llevará al Teatro El Milagro, del 3 al 25 de marzo, Ítaca… el viaje, la metáfora coreográfica sobre la que ya hemos abundado en este espacio. Pieza que se inspira en el retorno de Ulises a casa, en diálogo con el poema de Konstantinos Kavafis. Estrenada en 2018, la pieza expone el viaje que cada uno realizamos, cada camino de la vida con sus respectivas adversidades, pero también atesorando cada experiencia y aprendizaje, coleccionando lo bello del andar. Representa también el símbolo de lo que cada uno entiende como hogar, aquel espacio físico o temporal que se vuelve un sitio sacro para cada uno de nosotros.
La coreógrafa Cecilia Lugo habló de la ventaja que tiene presentar temporadas largas, situación inusual para la mayoría de las compañías en México. Esto beneficia a las obras porque les da la oportunidad de crecer y madurar, porque nunca una obra de danza es igual, y al tener un trabajo muy profundo, técnico e interpretativo de por medio, repetirla permite añadir y enriquecerla. Ver varias veces una misma pieza no es nunca repetitivo, porque nunca se baila del mismo modo. Sin embrago, como declaró Cecilia Lugo: “la vida de las obras en danza está supeditada a las políticas culturales y la falta de estabilidad de las compañías no es imputable a los creativos y las compañías. Nosotros siempre vamos a contracorriente y así, a contracorriente, mantenemos con vida las obras”.
Estas dos temporadas largas de la compañía son una oportunidad de mirar las obras más de una vez o de apreciar el resultado de piezas que han podido trabajar para recrearse y crecer.
Esta posibilidad se debe, en gran medida, a la decisión de la compañía por apostar a los espacios independientes para la difusión de su obra. En el caso del foro Un Teatro, su directora Jessica Sandoval ha anunciado la remodelación del lugar para hacerlo más adecuado a la danza. Por la experiencia y trayectoria de esta coreógrafa y bailarina podemos esperar un espacio digno y adecuado para albergar a la danza.
Habrá que reflexionar sobre la oportunidad que estos espacios representan para la difusión de la danza, así como a su ejecución deseable, como las temporadas de danza que permiten asentar no solo las obras, sino a las compañías.
Ante el contexto actual hay que voltear hacia esos espacios y fortalecerlos, buscar las formas de consolidarlos como lugares plenamente independientes, pues muchos de ellos se solventan con becas o programas que también dependen del político en turno. Consolidar la plena autonomía de estos espacios podría apuntar una ruta hacia una danza fuerte.
RP | ÁSS