La tradición que rinde culto a los muertos adquiere un significado más profundo en el norte de Veracruz, donde las heridas de la tragedia por las inundaciones siguen abiertas y el ritual se transformará en un espacio de duelo colectivo donde muchas familias buscarán consuelo. En una región lastimada por la pobreza, la violencia y ahora por el cambio climático, la conmemoración del 1 y 2 de noviembre no será igual este año: hay nuevas sillas vacías en los hogares, pero Xantolo, la fiesta grande de la huasteca, estará más viva que nunca.
 
	
Entre la pérdida y la danza
Poza Rica, la ciudad más afectada por la desgracia, no forma parte de la zona huasteca, pero desde hace 15 años promueve activamente sus tradiciones. Ahí se había programado un encuentro de cuadrillas, aunque la contingencia obligó a suspenderlo.
 
	Sin embargo, en Tempoal, Tantoyuca, Pánuco y El Higo se vivirá la danza llena de simbolismo como una forma de honrar la memoria y el legado de los seres queridos que se han ido. Un encuentro que une y da identidad a sus habitantes, trayendo consigo un poco de alegría después de tantas dificultades.
Hombres y mujeres toman las calles y plazas públicas para bailar mientras ríen y lloran bajo una máscara. La magia de esta tradición les permite abrazar, una vez más, a quienes se adelantaron en el camino.
“Después de la tormenta”
Tras los días de inundación, el sonido del cuerno que llama a los danzantes resuena con más fuerza, para zapatear bajo los acordes del violín, la jarana y la quinta huapanguera. Son instrumentos que se resisten al silencio y volverán a sonar como parte de una ofrenda que mitigue el dolor reciente.
 
	“Para el mundo entero podría no entenderse cómo en medio de una tragedia un pueblo estará de fiesta, pero esta no es cualquier fiesta o algo que pueda suspenderse o posponerse, porque cada año nos preparamos para recibir a nuestros difuntos; es un compromiso que nuestros padres nos enseñaron a honrar”, expresó en redes sociales Carlos Portilla Reyes, promotor cultural regional en Tempoal.
Ofrendas con el corazón
Miembros de la comparsa Quinta Tradicional reconocen que quizá las ofrendas no serán tan abundantes como en otros años y se reduzcan a una taza de café con pan, pero aseguran que se compartirán con el corazón.
 
	Piden además a los visitantes —que suelen llegar de diversas partes del país— poner su granito de arena y llevar víveres y ropa a quienes aún lo necesitan.
“Tu presencia es importante, traerá derrama económica. Nuestros comerciantes necesitan reactivar sus ventas y las comunidades vender lo que el río no se llevó de sus cosechas”, expresaron en redes.
El Higo renace
En El Higo, después del trago amargo florece la unión. El pueblo ha vuelto a demostrar que no hay desgracia que apague su espíritu. “Es una oportunidad única para transformar el dolor en esperanza y la pérdida en orgullo y tradición”, destaca un comunicado de la cuadrilla Parrandas Unidas.
 
	Y agrega: “Cada máscara tallada, cada traje, cada altar será un símbolo de que El Higo no se rinde. El Higo renace”.
Estas fiestas no solo honran a los fieles difuntos, también dan vida a sus calles, a sus comercios y al alma de su pueblo.
 
	Solidaridad entre municipios
Tantoyuca y Pánuco, otros municipios norveracruzanos también golpeados por las lluvias, confirmaron la realización del festival de Xantolo en sus plazas principales.
 
	La hermandad en aquella región se hace presente con gestos de empatía: cuadrillas de danzantes de municipios menos afectados reúnen víveres para llevar a quienes aún están en condición vulnerable. Porque Xantolo también significa solidaridad y apoyo mutuo.
 
	En Poza Rica, la tradición será refugio y consuelo
El cronista municipal José Luis Rodríguez Badillo señala que muchas actividades se han suspendido por solidaridad, pero confía en que la ciudad logrará retomar su vida normal.
“El dolor de quienes han perdido a familiares, amigos y compañeros se expresará a través de las tradiciones, que serán un canal de recuerdo y consuelo”, explica.
 
	Subraya que, a pesar de las circunstancias difíciles, las familias instalarán pequeños altares: “Recordarlos es muy importante, porque solo mueren los que son olvidados”.
Contingencia impidió encuentro regional
Por tercer año consecutivo, Poza Rica sería la sede de un encuentro regional de cuadrillas con cientos de danzantes; sin embargo, la contingencia lo impidió.
El promotor cultural Javier Paredes Rangel, precursor de llevar el Xantolo a Poza Rica y coordinador de la cuadrilla Oro Negro, informó que aún analizan si podrán retomarlo parcialmente el 29 de noviembre.
 
	Aclara que no se trata de “adoptar” una tradición ajena, sino de mostrarle a la ciudad su significado: “Como profesor, junto con otro colega, comenzamos hace 15 años a promover las danzas en las escuelas”.
Por su parte, Lizbeth Ávila, coordinadora de la cuadrilla Poza Rica, afirmó que “no se encuentra la ciudad en condiciones para llevar a cabo la fiesta más grande de la región cuando hay pérdidas humanas y materiales”.
Tradiciones como catalizador del duelo
“Estamos pasando por un momento muy sensible para el norte de Veracruz y la conmemoración del Día de Muertos adquiere un significado más profundo”, explica el cronista Luis Enrique Pérez Pérez.
Este año, dice, las personas que perdieron a sus seres queridos por las inundaciones sentirán con mayor fuerza el acto de honrar a quienes ya no están. “Es paradójico —añade—, porque es un duelo colectivo, pero nuestras tradiciones serán el catalizador para transformar ese dolor en algo que nos conecta como comunidad”.
 
	Pérez recuerda que en la huasteca se le llama La Viejada, aunque el término “Xantolo” se popularizó desde el gobierno de Fidel Herrera. “Su esencia es esconderse detrás de una máscara para burlar a la muerte y honrar a los difuntos”, resume.
Los cuatro símbolos de la vida y la muerte
Originalmente, las danzas estaban integradas por cuatro personajes: la mujer embarazada (la vida), el vaquero (quien llama a las almas con su cuerno), el diablo (el mal) y la muerte (el fin).
 
	“Usan máscara para que la muerte no los reconozca. Así nuestros seres queridos pueden disfrutar de la comida y bebida que se les ofrenda”, relata Rodríguez Badillo.
“El Xantolo no es un carnaval ni un desfile de catrinas; es un ritual centenario de la tierra huasteca”, advierte.
Patrimonio vivo de México
El Día de Muertos fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco el 7 de noviembre de 2003, por representar un encuentro entre vivos y muertos que fortalece la identidad cultural y el tejido social del país.
 
	Esta festividad —que fusiona ritos prehispánicos y católicos— simboliza el retorno transitorio de las almas para reunirse con sus familias.
En el norte de Veracruz, los altares con arcos representan la puerta de entrada de los difuntos, mientras el copal purifica el espíritu y el camino de cempasúchil los guía de regreso a casa.
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