Sofía había entrado a una iglesia para procesar la noticia de la muerte de Moonbin, cantante e integrante del grupo de k-pop, Astro. No rezó ni pidió consuelo a ningún sacerdote. Sólo esperaba que el silencio del templo le respondiera las preguntas que daban vueltas a su cabeza: ¿En qué momento? ¿De qué murió? ¿Por qué él?
Ella describe aquel día— 19 de abril del 2023— como un momento surreal: además de procesar que jamás volvería a escuchar la voz de aquel joven de 25 años que con sólo verlo “sentía bonito”, debía pensar cómo decírselo a su madre, Victoria.
“Para mi mamá (Moon Bin) era más importante y no sabía cómo le iba a dar la noticia”, comentó a MILENIO.
La reacción de Victoria fue tal y como Sofía sospechaba: una profunda tristeza.
Además de verlo como un joven “con mucho talento, belleza y una sonrisa divina”, Victoria lo percibía como “el retrato de un hijo”: “Si hubiera tenido un hijo, me hubiera gustado que fuera como él: de sangre ligera, con carisma y educado”.

¿Por qué sufrimos la muerte de una celebridad?
Los días posteriores fueron difíciles. Pese a ello, Victoria y Sofía prendieron una vela en memoria de Moonbin, incluso, al estar tan cercano al Día de Muertos, colocaron una foto de él en su ofrenda.
Pero a diferencia de su madre, Sofía aún no puede volver a ver las presentaciones o videos musicales de Astro: “Los veo y se me hace increíble que ya no esté”.
“Me sentía triste y desganada. Todo el tiempo estaba pensando en él y en lo difícil que debieron ser los últimos días de su vida”
Al día de la entrevista, ha transcurrido más de un año desde el inesperado deceso que enlutó al fandom (grupo de fans) de Astro, Aroha, y al mundo del k-pop. Ni la agencia ni la familia dieron a conocer las razones del fallecimiento, pero tampoco hubo señales que pudieran insinuar que el joven padecía alguna enfermedad o, incluso, pudiera cometer suicidio.
“Nunca aclararon qué pasó. Es respetable, pero siento que (como fan) te quedas de: ‘¿Qué onda? ¿Qué pasó? ¿Fue o no fue suicidio? ¿Estaba enfermo?’. También fue catártico el no saber qué sucedió”, recuerda Sofía.

Además de atravesar por el proceso de duelo, el fandom también tuvo que lidiar con influencers y medios que afirmaban que Moonbin se había suicidado— lo cual nunca se confirmó—, así como la invalidación de sus sentimientos.
Comentarios como “¡Ni siquiera lo conocías!”, “Que estupideces” o “Se te va a pasar en unos días” comenzaban a aparecer cualquier contenido que las Arohas compartían para despedirlo, desde una fotografía del memorial organizado en Revolución, un simple post en Instagram o un mensaje en X.
Pero estas posturas no podrían estar más alejado de la realidad. De hecho, sufrir la muerte de tu artista favorito tiene un nombre: se le llama duelo parasocial. Y al igual que cualquier otra pérdida, tiene su repercusión en la salud mental.
“Se hace un vínculo emocional con estas figuras públicas, aunque nunca los conocemos. Nosotros, mentalmente, le damos un significado a esa figura. Por ejemplo, puede representar una etapa en nuestra vida o un sueño o algún valor”, explicó la psicóloga y tanatóloga, Jacqueline Herrera Rodríguez, a MILENIO. “Proyectamos nuestras emociones en los artistas. (...) Te hacen sentir emociones tan fuertes e intensas que no hay manera de decir que no es algo real”.
Arohas despiden a Moonbin en Revolución
Ofrendas y murales: la importancia de los homenajes públicos
En México, una de las bromas colectivas más populares es llamar a Chayanne como “el papá de México”. Esto, debido a la gran cantidad de mamás que en su adolescencia fueron fans del puertorriqueño, a tal punto de considerarlo “su verdadero novio/esposo”. Pero Virginia fue diferente: ella puso sus ojos en el cantautor de baladas románticas, Camilo Sesto.
Por varios años, la enfermera de 61 años admiró y siguió incondicionalmente al artista español: cantaba sus canciones en el trayecto al trabajo; buscaba sus fotografías en las revistas para recortarlas y pegarlas en su armario, y hasta consiguió que el cantante le diera un beso en la mejilla. De hecho, esa es una de sus anécdotas favoritas a recordar.
Y aunque Virginia decidió no seguir la carrera de Camilo Sesto en sus últimos años para “quedarse con el recuerdo bonito y joven de él”, su muerte le cayó como un balde de agua fría.

Aquel 8 de septiembre del 2019, sus ojos no dejaban de soltar lágrimas y estaba decaída. No podía creer que el ídolo de su adolescencia había fallecido.
Sin embargo, su cariño se mantuvo firme y así como él “la acompañó” a lo largo de su vida, ella no dudó en asistir a la ceremonia, que se le organizaría al día siguiente en Madrid, para darle el “último adiós”
— “¡Búscame un vuelo a España para mañana!”, le pidió a su hija.
No obstante, los altos costos del pasaje (que rondaban entre 20 mil y 40 mil pesos, sólo de ida) le hicieron cambiar de opinión y resignarse a “despedirlo mental y espiritualmente” en México.
Esto, explicó Jacqueline, es lo que diferencia al duelo parasocial: en comparación de quienes pierden a un familiar, amigo o persona cercana, las y los fans difícilmente acceden a un rito (como funerales, rosarios, homenajes, etcétera) que les permita despedirse propiamente del artista. De ahí la importancia de eventos como los homenajes en plazas públicas, reuniones para escuchar la música del cantante o pintar murales como alternativas de rituales.
“Los ritos funerarios tienen la finalidad de dar ese tiempo y espacio para vivir las emociones. Cuando no las hay, es cuando el duelo puede hacerse complicado o crónico. (...) Las personas necesitan participar para darle un cierre”, destacó Herrera.
Pero aún y con estos rituales, la tanatóloga pidió prestar especial atención cuando la muerte de aquel o aquella celebridad fue por suicidio.

¿Qué son las relaciones parasociales?
Las relaciones parasociales son aquellas donde una persona desarrolla un fuerte sentido de conexión, intimidad o familiaridad con alguien desconocido, usualmente personas famosas como cantantes, actores, influencers, etcétera.
Dichas relaciones, las cuales no son recíprocas— es decir, existen sólo dentro de la mente del fan—, pueden ser benéficas para la salud mental, toda vez que no caiga en lo irreal u obsesivo.
“Lo que no es saludable es obsesionarnos al punto de querer perseguirlo o hacer una fantasía mental. (...) Yo sé que todos y todas jugamos en decir: ‘Es mi novio’. Pero una cosa es jugar y otra cosa es cuando verdaderamente se cae en un delirio”.

Y si bien estas relaciones no son por sí mismas un asunto de preocupación, sí pueden jugar en contra cuando un cantante, actor o influencer atenta en contra de su vida. Especialmente, si representaban un soporte emocional o aspiración para salir adelante de circunstancias difíciles.
De ser el caso, el deceso del artista o celebridad puede desencadenar un efecto dominó. O sea, que las personas intenten seguir esa ruta bajo el pensamiento de “Si él o ella que tenían todo hace eso, ¿por qué yo no?”.
“Por eso hay que cuidar cuando se comparten las noticias, por ejemplo no describir el método o no romantizar la muerte. (...) Porque si una persona que quizá ya trae ideas de muerte, sí le puede despertar todavía más la tentativa de suicidio”.
ASG